lunes, 20 de junio de 2016

El origen de Aries - Mitología Griega


  LA 

LEYENDA DEL VELLOCINO DE ORO - ARIES



Aviso: las aclaraciones en rojo son para explicar quiénes son los diferentes dioses, si ya los  conoces ignóralas

Cuenta la leyenda que hace mucho mucho tiempo existió un rey llamado Atamante, que gobernaba en las tierras de Beocia. Este rey desposó a Nephele (diosa de las nubes), pero, conforme pasaban los años fue perdiendo el interés por su esposa, lo que hizo que se volviera a casar.

Su nueva mujer, Ino, no tardó en ver a los hijos que Atamante había tenido con Nefele (en especial a Frixo) como una ofensa a los suyos propios, por lo que tramó un plan para deshacerse del muchacho. A escondidas quemó los almacenes de grano de trigo guardados para la siembra de primavera. Como consecuencia la cosecha siguiente fue mala. Ante esta situación, Atamante envió un mensajero a consultar el Óraculo de Delfos, pero Ino ya había sobornado al emisario consiguiendo que dijera que se requería el sacrificio del joven Frixo para que el trigo volviera a crecer.

Cuando Frixo ya se encontraba preparado para el sacrificio, Hermes (dios mensajero) hizo caso a los ruegos desesperados de la verdadera madre del muchacho, Nephele interviniendo y mandando un carnero dorado, con alas y la capacidad de hablar que rescató al  niño del altar y se llevó también a la hermana de este, Hele. Sin embargo, el destino quiso que cuando se encontraban cruzando el estrecho que separa Europa de Asia, Hele cayera al mar. Desde entonces el estrecho recibe el nombre de Helesponto ("el mar de Hele") en su honor.


Frixo y Hele: ilustración de un libro de 1902 en la que se
 reproduce un fresco de Pompeya datado entre el 45 y el 79 d. C.


El carnero llevó a Frixo al lejano país de la Cólquida, situado a orillas del Mar Negro. Una vez allí el rey de la Cólquida, Eetes lo acogió y le concedió el matrimonio con su hija Calcíope. Contento por el giro que había dado su vida, Frixo se percató que no tenía nada que ofrecer como agradecimiento a su nuevo suegro, por lo que decidió sacrificar el carnero en honor a Zeus (dios de los dioses), quien supo apreciar el valor del animal y decidió colocarlo entre las estrellas, haciendo nacer así la constelación que hoy conocemos como Aries.

La piel del carnero (el Vellocino de Oro) Frixo se la entregó a Eetes, quién la guardó dentro de un bosque en honor a Ares (dios de la guerra) custodiado por un dragón y rodeado de campos donde pastan enormes toros salvajes. El Vellocino permaneció allí hasta que fue robado por Jasón.

Se dice que esta constelación brilla poco debido a que todo su brillo se quedó junto al Vellocino de Oro.

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