martes, 21 de junio de 2016

El patito feo - Hans Christian Andersen


EL PATITO FEO

HANS CHRISTIAN ANDERSEN



  ¡Qué lindos eran los días de verano! ¡Qué agradable resultaba pasear por el campo y ver el trigo amarillo, la verde avena y las parvas de heno apilado en las llanuras! Sobre sus largas patas rojas iba la cigüeña junto a algunos flamencos, que se paraban un rato sobre cada pata. Sí, era realmente encantador estar en el campo.

  Bañada de sol se alzaba allí una vieja mansión solariega a la que rodeaba un profundo foso; desde sus paredes hasta el borde del agua crecían unas plantas de hojas gigantescas, las mayores de las cuales eran lo suficientemente grandes para que un niño pequeño pudiese pararse debajo de ellas. Aquel lugar resultaba tan enmarañado y agreste como el más denso de los bosques, y era allí donde cierta pata había hecho su nido. Ya era tiempo de sobra para que naciesen los patitos, pero se demoraban tanto, que la mamá comenzaba a perder la paciencia, pues casi nadie venía a visitarla.

  Al fin los huevos se abrieron uno tras otro. “¡Pip, pip!”, decían los patitos conforme iban asomando sus cabezas a través del cascarón.

-¡Cuac, cuac! -dijo la mamá pata, y todos los patitos se apresuraron a salir tan rápido como pudieron, dedicándose enseguida a escudriñar entre las verdes hojas. La mamá los dejó hacer, pues el verde es muy bueno para los ojos.

-¡Oh, qué grande es el mundo! -dijeron los patitos. Y ciertamente disponían de un espacio mayor que el que tenían dentro del huevo.

-¿Creen acaso que esto es el mundo entero? -preguntó la pata-. Pues sepan que se extiende mucho más allá del jardín, hasta el prado mismo del pastor, aunque yo nunca me he alejado tanto. Bueno, espero que ya estén todos -agregó, levantándose del nido-. ¡Ah, pero si todavía falta el más grande! ¿Cuánto tardará aún? No puedo entretenerme con él mucho tiempo.

  Y fue a sentarse de nuevo en su sitio.

-¡Vaya, vaya! ¿Cómo anda eso? -preguntó una pata vieja que venía de visita.

-Ya no queda más que este huevo, pero tarda tanto… -dijo la pata echada-. No hay forma de que rompa. Pero fíjate en los otros, y dime si no son los patitos más lindos que se hayan visto nunca. Todos se parecen a su padre, el muy bandido. ¿Por qué no vendrá a verme?

-Déjame echar un vistazo a ese huevo que no acaba de romper -dijo la anciana-. Te apuesto a que es un huevo de pava. Así fue como me engatusaron cierta vez a mí. ¡El trabajo que me dieron aquellos pavitos! ¡Imagínate! Le tenían miedo al agua y no había forma de hacerlos entrar en ella. Yo graznaba y los picoteaba, pero de nada me servía… Pero, vamos a ver ese huevo…

-Creo que me quedaré sobre él un ratito aún -dijo la pata-. He estado tanto tiempo aquí sentada, que un poco más no me hará daño.

-Como quieras -dijo la pata vieja, y se alejó contoneándose.

  Por fin se rompió el huevo. “¡Pip, pip!”, dijo el pequeño, volcándose del cascarón. La pata vio lo grande y feo que era, y exclamó:

-¡Dios mío, qué patito tan enorme! No se parece a ninguno de los otros. Y, sin embargo, me atrevo a asegurar que no es ningún crío de pavos.

  Al otro día hizo un tiempo maravilloso. El sol resplandecía en las verdes hojas gigantescas. La mamá pata se acercó al foso con toda su familia y, ¡plaf!, saltó al agua.

-¡Cuac, cuac! -llamaba. Y uno tras otro los patitos se fueron abalanzando tras ella. El agua se cerraba sobre sus cabezas, pero enseguida resurgían flotando magníficamente. Movíanse sus patas sin el menor esfuerzo, y a poco estuvieron todos en el agua. Hasta el patito feo y gris nadaba con los otros.

-No es un pavo, por cierto -dijo la pata-. Fíjense en la elegancia con que nada, y en lo derecho que se mantiene. Sin duda que es uno de mis pequeñitos. Y si uno lo mira bien, se da cuenta enseguida de que es realmente muy guapo. ¡Cuac, cuac! Vamos, vengan conmigo y déjenme enseñarles el mundo y presentarlos al corral entero. Pero no se separen mucho de mí, no sea que los pisoteen. Y anden con los ojos muy abiertos, por si viene el gato.


  Y con esto se encaminaron al corral. Había allí un escándalo espantoso, pues dos familias se estaban peleando por una cabeza de anguila, que, a fin de cuentas, fue a parar al estómago del gato.

-¡Vean! ¡Así anda el mundo! -dijo la mamá relamiéndose el pico, pues también a ella la entusiasmaban las cabezas de anguila-. ¡A ver! ¿Qué pasa con esas piernas? Anden ligeros y no dejen de hacerle una bonita reverencia a esa anciana pata que está allí. Es la más fina de todos nosotros. Tiene en las venas sangre española; por eso es tan regordeta. Fíjense, además, en que lleva una cinta roja atada a una pierna: es la más alta distinción que se puede alcanzar. Es tanto como decir que nadie piensa en deshacerse de ella, y que deben respetarla todos, los animales y los hombres. ¡Anímense y no metan los dedos hacia adentro! Los patitos bien educados los sacan hacia afuera, como mamá y papá… Eso es. Ahora hagan una reverencia y digan ¡cuac!

  Todos obedecieron, pero los otros patos que estaban allí los miraron con desprecio y exclamaron en alta voz:

-¡Vaya! ¡Como si ya no fuésemos bastantes! Ahora tendremos que rozarnos también con esa gentuza. ¡Uf!… ¡Qué patito tan feo! No podemos soportarlo.

  Y uno de los patos salió enseguida corriendo y le dio un picotazo en el cuello.

-¡Déjenlo tranquilo! -dijo la mamá-. No le está haciendo daño a nadie.

-Sí, pero es tan desgarbado y extraño -dijo el que lo había picoteado-, que no quedará más remedio que despachurrarlo.

-¡Qué lindos niños tienes, muchacha! -dijo la vieja pata de la cinta roja-. Todos son muy hermosos, excepto uno, al que le noto algo raro. Me gustaría que pudieras hacerlo de nuevo.

-Eso ni pensarlo, señora -dijo la mamá de los patitos-. No es hermoso, pero tiene muy buen carácter y nada tan bien como los otros, y me atrevería a decir que hasta un poco mejor. Espero que tome mejor aspecto cuando crezca y que, con el tiempo, no se le vea tan grande. Estuvo dentro del cascarón más de lo necesario, por eso no salió tan bello como los otros.

  Y con el pico le acarició el cuello y le alisó las plumas.

-De todos modos, es macho y no importa tanto -añadió-, Estoy segura de que será muy fuerte y se abrirá camino en la vida.

-Estos otros patitos son encantadores -dijo la vieja pata-. Quiero que se sientan como en su casa. Y si por casualidad encuentran algo así como una cabeza de anguila, pueden traérmela sin pena.

  Con esta invitación todos se sintieron allí a sus anchas. Pero el pobre patito que había salido el último del cascarón, y que tan feo les parecía a todos, no recibió más que picotazos, empujones y burlas, lo mismo de los patos que de las gallinas.

-¡Qué feo es! -decían.

  Y el pavo, que había nacido con las espuelas puestas y que se consideraba por ello casi un emperador, infló sus plumas como un barco a toda vela y se le fue encima con un cacareo, tan estrepitoso que toda la cara se le puso roja. El pobre patito no sabía dónde meterse. Sentíase terriblemente abatido, por ser tan feo y porque todo el mundo se burlaba de él en el corral.

  Así pasó el primer día. En los días siguientes, las cosas fueron de mal en peor. El pobre patito se vio acosado por todos. Incluso sus hermanos y hermanas lo maltrataban de vez en cuando y le decían:

-¡Ojalá te agarre el gato, grandulón!

  Hasta su misma mamá deseaba que estuviese lejos del corral. Los patos lo pellizcaban, las gallinas lo picoteaban y, un día, la muchacha que traía la comida a las aves le asestó un puntapié.




  Entonces el patito huyó del corral. De un revuelo saltó por encima de la cerca, con gran susto de los pajaritos que estaban en los arbustos, que se echaron a volar por los aires.

  “¡Es porque soy tan feo!” pensó el patito, cerrando los ojos. Pero así y todo siguió corriendo hasta que, por fin, llegó a los grandes pantanos donde viven los patos salvajes, y allí se pasó toda la noche abrumado de cansancio y tristeza.

  A la mañana siguiente, los patos salvajes remontaron el vuelo y miraron a su nuevo compañero.

-¿Y tú qué cosa eres? -le preguntaron, mientras el patito les hacía reverencias en todas direcciones, lo mejor que sabía.

-¡Eres más feo que un espantapájaros! -dijeron los patos salvajes-. Pero eso no importa, con tal que no quieras casarte con una de nuestras hermanas.

  ¡Pobre patito! Ni soñaba él con el matrimonio. Sólo quería que lo dejasen estar tranquilo entre los juncos y tomar un poquito de agua del pantano.

  Unos días más tarde aparecieron por allí dos gansos salvajes. No hacía mucho que habían dejado el nido: por eso eran tan impertinentes.

-Mira, muchacho -comenzaron diciéndole-, eres tan feo que nos caes simpático. ¿Quieres emigrar con nosotros? No muy lejos, en otro pantano, viven unas gansitas salvajes muy presentables, todas solteras, que saben graznar espléndidamente. Es la oportunidad de tu vida, feo y todo como eres.

-¡Bang, bang! -se escuchó en ese instante por encima de ellos, y los dos gansos cayeron muertos entre los juncos, tiñendo el agua con su sangre. Al eco de nuevos disparos se alzaron del pantano las bandadas de gansos salvajes, con lo que menudearon los tiros. Se había organizado una importante cacería y los tiradores rodeaban los pantanos; algunos hasta se habían sentado en las ramas de los árboles que se extendían sobre los juncos. Nubes de humo azul se esparcieron por el oscuro boscaje, y fueron a perderse lejos, sobre el agua.

  Los perros de caza aparecieron chapaleando entre el agua, y, a su avance, doblándose aquí y allá las cañas y los juncos. Aquello aterrorizó al pobre patito feo, que ya se disponía a ocultar la cabeza bajo el ala cuando apareció junto a él un enorme y espantoso perro: la lengua le colgaba fuera de la boca y sus ojos miraban con brillo temible. Le acercó el hocico, le enseñó sus agudos dientes, y de pronto… ¡plaf!… ¡allá se fue otra vez sin tocarlo!

  El patito dio un suspiro de alivio.

-Por suerte soy tan feo que ni los perros tienen ganas de comerme -se dijo. Y se tendió allí muy quieto, mientras los perdigones repiqueteaban sobre los juncos, y las descargas, una tras otra, atronaban los aires.

  Era muy tarde cuando las cosas se calmaron, y aún entonces el pobre no se atrevía a levantarse. Esperó todavía varias horas antes de arriesgarse a echar un vistazo, y, en cuanto lo hizo, enseguida se escapó de los pantanos tan rápido como pudo. Echó a correr por campos y praderas; pero hacía tanto viento, que le costaba no poco trabajo mantenerse sobre sus pies.

  Hacia el crepúsculo llegó a una pobre cabaña campesina. Se sentía en tan mal estado que no sabía de qué parte caerse, y, en la duda, permanecía de pie. El viento soplaba tan ferozmente alrededor del patito que éste tuvo que sentarse sobre su propia cola, para no ser arrastrado. En eso notó que una de las bisagras de la puerta se había caído, y que la hoja colgaba con una inclinación tal que le sería fácil filtrarse por la estrecha abertura. Y así lo hizo.

  En la cabaña vivía una anciana con su gato y su gallina. El gato, a quien la anciana llamaba “Hijito”, sabía arquear el lomo y ronronear; hasta era capaz de echar chispas si lo frotaban a contrapelo. La gallina tenía unas patas tan cortas que le habían puesto por nombre “Chiquitita Piernascortas”. Era una gran ponedora y la anciana la quería como a su propia hija.

  Cuando llegó la mañana, el gato y la gallina no tardaron en descubrir al extraño patito. El gato lo saludó ronroneando y la gallina con su cacareo.

-Pero, ¿qué pasa? -preguntó la vieja, mirando a su alrededor. No andaba muy bien de la vista, así que se creyó que el patito feo era una pata regordeta que se había perdido-. ¡Qué suerte! -dijo-. Ahora tendremos huevos de pata. ¡Con tal que no sea macho! Le daremos unos días de prueba.

  Así que al patito le dieron tres semanas de plazo para poner, al término de las cuales, por supuesto, no había ni rastros de huevo. Ahora bien, en aquella casa el gato era el dueño y la gallina la dueña, y siempre que hablaban de sí mismos solían decir: “nosotros y el mundo”, porque opinaban que ellos solos formaban la mitad del mundo , y lo que es más, la mitad más importante. Al patito le parecía que sobre esto podía haber otras opiniones, pero la gallina ni siquiera quiso oírlo.

-¿Puedes poner huevos? -le preguntó.

-No.

-Pues entonces, ¡cállate!

  Y el gato le preguntó:

-¿Puedes arquear el lomo, o ronronear, o echar chispas?

-No.

-Pues entonces, guárdate tus opiniones cuando hablan las personas sensatas.



  Con lo que el patito fue a sentarse en un rincón, muy desanimado. Pero de pronto recordó el aire fresco y el sol, y sintió una nostalgia tan grande de irse a nadar en el agua que -¡no pudo evitarlo!- fue y se lo contó a la gallina.

-¡Vamos! ¿Qué te pasa? -le dijo ella-. Bien se ve que no tienes nada que hacer; por eso piensas tantas tonterías. Te las sacudirías muy pronto si te dedicaras a poner huevos o a ronronear.

-¡Pero es tan sabroso nadar en el agua! -dijo el patito feo-. ¡Tan sabroso zambullir la cabeza y bucear hasta el mismo fondo!

-Sí, muy agradable -dijo la gallina-. Me parece que te has vuelto loco. Pregúntale al gato, ¡no hay nadie tan listo como él! ¡Pregúntale a nuestra vieja ama, la mujer más sabia del mundo! ¿Crees que a ella le gusta nadar y zambullirse?

-No me comprendes -dijo el patito.

-Pues si yo no te comprendo, me gustaría saber quién podrá comprenderte. De seguro que no pretenderás ser más sabio que el gato y la señora, para no mencionarme a mí misma. ¡No seas tonto, muchacho! ¿No te has encontrado un cuarto cálido y confortable, donde te hacen compañía quienes pueden enseñarte? Pero no eres más que un tonto, y a nadie le hace gracia tenerte aquí. Te doy mi palabra de que si te digo cosas desagradables es por tu propio bien: sólo los buenos amigos nos dicen las verdades. Haz ahora tu parte y aprende a poner huevos o a ronronear y echar chispas.

-Creo que me voy a recorrer el ancho mundo -dijo el patito.

-Sí, vete -dijo la gallina.

  Y así fue como el patito se marchó. Nadó y se zambulló; pero ningún ser viviente quería tratarse con él por lo feo que era.

  Pronto llegó el otoño. Las hojas en el bosque se tornaron amarillas o pardas; el viento las arrancó y las hizo girar en remolinos, y los cielos tomaron un aspecto hosco y frío. Las nubes colgaban bajas, cargadas de granizo y nieve, y el cuervo, que solía posarse en la tapia, graznaba “¡cau, cau!”, de frío que tenía. Sólo de pensarlo le daban a uno escalofríos. Sí, el pobre patito feo no lo estaba pasando muy bien.

  Cierta tarde, mientras el sol se ponía en un maravilloso crepúsculo, emergió de entre los arbustos una bandada de grandes y hermosas aves. El patito no había visto nunca unos animales tan espléndidos. Eran de una blancura resplandeciente, y tenían largos y esbeltos cuellos. Eran cisnes. A la vez que lanzaban un fantástico grito, extendieron sus largas, sus magníficas alas, y remontaron el vuelo, alejándose de aquel frío hacia los lagos abiertos y las tierras cálidas.


  Se elevaron muy alto, muy alto, allá entre los aires, y el patito feo se sintió lleno de una rara inquietud. Comenzó a dar vueltas y vueltas en el agua lo mismo que una rueda, estirando el cuello en la dirección que seguían, que él mismo se asustó al oírlo. ¡Ah, jamás podría olvidar aquellos hermosos y afortunados pájaros! En cuanto los perdió de vista, se sumergió derecho hasta el fondo, y se hallaba como fuera de sí cuando regresó a la superficie. No tenía idea de cuál podría ser el nombre de aquellas aves, ni de adónde se dirigían, y, sin embargo, eran más importantes para él que todas las que había conocido hasta entonces. No las envidiaba en modo alguno: ¿cómo se atrevería siquiera a soñar que aquel esplendor pudiera pertenecerle? Ya se daría por satisfecho con que los patos lo tolerasen, ¡pobre criatura estrafalaria que era!

  ¡Cuán frío se presentaba aquel invierno! El patito se veía forzado a nadar incesantemente para impedir que el agua se congelase en torno suyo. Pero cada noche el hueco en que nadaba se hacía más y más pequeño. Vino luego una helada tan fuerte, que el patito, para que el agua no se cerrase definitivamente, ya tenía que mover las patas todo el tiempo en el hielo crujiente. Por fin, debilitado por el esfuerzo, quedose muy quieto y comenzó a congelarse rápidamente sobre el hielo.

  A la mañana siguiente, muy temprano, lo encontró un campesino. Rompió el hielo con uno de sus zuecos de madera, lo recogió y lo llevó a casa, donde su mujer se encargó de revivirlo.

  Los niños querían jugar con él, pero el patito feo tenía terror de sus travesuras y, con el miedo, fue a meterse revoloteando en la paila de la leche, que se derramó por todo el piso. Gritó la mujer y dio unas palmadas en el aire, y él, más asustado, metiose de un vuelo en el barril de la mantequilla, y desde allí lanzose de cabeza al cajón de la harina, de donde salió hecho una lástima. ¡Había que verlo! Chillaba la mujer y quería darle con la escoba, y los niños tropezaban unos con otros tratando de echarle mano. ¡Cómo gritaban y se reían! Fue una suerte que la puerta estuviese abierta. El patito se precipitó afuera, entre los arbustos, y se hundió, atolondrado, entre la nieve recién caída.

  Pero sería demasiado cruel describir todas las miserias y trabajos que el patito tuvo que pasar durante aquel crudo invierno. Había buscado refugio entre los juncos cuando las alondras comenzaron a cantar y el sol a calentar de nuevo: llegaba la hermosa primavera.

  Entonces, de repente, probó sus alas: el zumbido que hicieron fue mucho más fuerte que otras veces, y lo arrastraron rápidamente a lo alto. Casi sin darse cuenta, se halló en un vasto jardín con manzanos en flor y fragantes lilas, que colgaban de las verdes ramas sobre un sinuoso arroyo. ¡Oh, qué agradable era estar allí, en la frescura de la primavera! Y en eso surgieron frente a él de la espesura tres hermosos cisnes blancos, rizando sus plumas y dejándose llevar con suavidad por la corriente. El patito feo reconoció a aquellas espléndidas criaturas que una vez había visto levantar el vuelo, y se sintió sobrecogido por un extraño sentimiento de melancolía.

-¡Volaré hasta esas regias aves! -se dijo-. Me darán de picotazos hasta matarme, por haberme atrevido, feo como soy, a aproximarme a ellas. Pero, ¡qué importa! Mejor es que ellas me maten, a sufrir los pellizcos de los patos, los picotazos de las gallinas, los golpes de la muchacha que cuida las aves y los rigores del invierno.

  Y así, voló hasta el agua y nadó hacia los hermosos cisnes. En cuanto lo vieron, se le acercaron con las plumas encrespadas.

-¡Sí, mátenme, mátenme! -gritó la desventurada criatura, inclinando la cabeza hacia el agua en espera de la muerte. Pero, ¿qué es lo que vio allí en la límpida corriente? ¡Era un reflejo de sí mismo, pero no ya el reflejo de un pájaro torpe y gris, feo y repugnante, no, sino el reflejo de un cisne!



  Poco importa que se nazca en el corral de los patos, siempre que uno salga de un huevo de cisne. Se sentía realmente feliz de haber pasado tantos trabajos y desgracias, pues esto lo ayudaba a apreciar mejor la alegría y la belleza que le esperaban. Y los tres cisnes nadaban y nadaban a su alrededor y lo acariciaban con sus picos.

  En el jardín habían entrado unos niños que lanzaban al agua pedazos de pan y semillas. El más pequeño exclamó:

-¡Ahí va un nuevo cisne!

  Y los otros niños corearon con gritos de alegría:

-¡Sí, hay un cisne nuevo!

  Y batieron palmas y bailaron, y corrieron a buscar a sus padres. Había pedacitos de pan y de pasteles en el agua, y todo el mundo decía:

-¡El nuevo es el más hermoso! ¡Qué joven y esbelto es!

  Y los cisnes viejos se inclinaron ante él. Esto lo llenó de timidez, y escondió la cabeza bajo el ala, sin que supiese explicarse la razón. Era muy, pero muy feliz, aunque no había en él ni una pizca de orgullo, pues este no cabe en los corazones bondadosos. Y mientras recordaba los desprecios y humillaciones del pasado, oía cómo todos decían ahora que era el más hermoso de los cisnes. Las lilas inclinaron sus ramas ante él, bajándolas hasta el agua misma, y los rayos del sol eran cálidos y amables. Rizó entonces sus alas, alzó el esbelto cuello y se alegró desde lo hondo de su corazón:


-Jamás soñé que podría haber tanta felicidad, allá en los tiempos en que era solo un patito feo.

FIN

El origen de la Humanidad - Mitología Nórdica


EL ORIGEN DE LA HUMANIDAD - ASK Y EMBLA





  Aviso: las aclaraciones en rojo son para explicar quiénes son los diferentes dioses u otras palabras mitológicas, si ya los conoces ignóralas

  Aunque desde que fueron conscientes de la existencia de Midgard (reino de los hombres) los dioses pensaron que la habitara la humanidad, no fue hasta mucho después cuando esta especie vio la luz.

  Un día, Odín (dios de los dioses), Vili y Ve (hermanos de Odín) iban andando por la orilla del mar y se encontraron con dos troncos de árboles traídos por la marea, un fresno y un aliso. Estos troncos procedían del cabello de Ymir (el primer gigante de escarcha, al que había matado Odín), que había llegado a formar grandes bosques. Los dioses contemplaron en silencio y asombrados la madera de estos. Odín, percatándose del uso que se le podría dar, les dotó de almas. Del fresno crearon un hombre al que se le dio el nombre de Ask y del aliso crearon una bella mujer a la que se le llamó Embla, éstos tuvieron la vida de un árbol hasta que los dioses les dieron mente, voluntad y deseo.

fresno y aliso

  Odín les dio la respiración y el alma; Vile, la capacidad de pensar y moverse y Ve les otorgó las facultades de hablar, oír y ver. De ellos descendería toda la raza humana, cuya morada es la llamada Midgard.

  Creados a imagen y semejanza de los dioses de Asgard (reino de los dioses guerreros, los Aesir), fueron dotados de habla e intelecto, y con poder para amar, esperar y trabajar, y con vida y con muerte, al primer hombre, Ask, surgido del fresno y a la primera mujer, Embla, surgida del aliso se les otorgó la libertad para gobernar el territorio de Midgard a su deseo.


  Lo poblaron gradualmente con su descendencia, mientras los dioses, recordando que habían sido ellos los que los habían dotado con vida, se interesaron muy especialmente en todas sus actividades, velando por ellos y concediéndoles con frecuencia su ayuda y protección.

Cuentos



  Generalmente la gente habla de los cuentos de hadas y los cuentos clásicos como si todos acabaran con un vivieron felices y comieron perdices, si bien es cierto que suelen empezar con un Érase una vez, esto no tiene nada que ver con que acaben bien. De hecho, de la gran mayoría de los clásicos la gente conoce una versión endulzada, no la original, que en la mayor parte de las veces es mucho más cruel y a veces ni siquiera tiene un final feliz.

  Aquí podréis encontrar toda clase de cuentos, desde populares, como Caperuzita Roja, (de la que han hecho tantas versiones que es prácticamente imposible distinguir la original) hasta obras reconocidas como La Sirenita, de Hans Christian Andersen. Tanto modificados como originales, avisándoos de esto en cada cuento. Dicho esto, sumergios en los mundos de las hadas, los ogros y las brujas.

PD: He dicho podréis encontrar, es posible que algo de lo que he mencionado aún no se encuentre en el blog, pero estará, así que paciencia y a esperar. :)

En la lista que os dejo a continuación podréis encontrar todos los cuentos que he subido hasta el momento ordenados de más antiguo a más nuevo:

La Sirenita
> El patito feo
> Blancanieves

Mitología Nórdica





  Tanto los inmortales de Asgard como los habitantes de la Tierra, Midgard, podrán disfrutar de este sinfín de batallas épicas, actos de honor y hazañas de suma valentía que tan solo siendo contados cobran vida en los corazones de los oyentes. Así pues os invito a disfrutad de estos maravillosos mundos que concibieron los vikingos hace ya mucho mucho tiempo...

  Aquí os dejo todos los artículos relacionados con la Mitología Nórdica que he subido hasta el momento ordenados de manera que si los leéis en orden iréis entendiendo mejor las historias:

Yggdrasil - El árbol de los mundos
> Las Nornas - Pasado, presente y futuro
> Heimdall, el guardián del puente del arco iris (Crónicas de Heimdall I)
> El robo de Brisingamen - La lucha de Loki y Heimdall (Crónicas de Heimdall II)
> Thor y la Serpiente de Midgard - Jormurgand
El origen de la Humanidad - Ask y Embla
> Kvanir - Los enanos Fjalar y Galar (Crónicas de la poesía I)
> Baugi y Bolwerk - La búsqueda del aguamiel (Crónicas de la poesía II)
> Odín y Gunlod - El robo del aguamiel (Crónicas de la poesía III)
> Bragi e Idunn - El dios de la música (Crónicas de la poesía parte IV)

Mitología Egipcia




 ¿Quién no ha sentido alguna vez curiosidad por el impresionante Antiguo Egipto? ¿Quién no ha intentado en algún momento sacar algo en claro de todos sus complicados dioses y jeroglíficos? En este apartado podrás encontrar de manera sencilla y fácil de entender numerosos relatos referentes a esta fascinante cultura. Confío en que sirva para saciar el ansia de información sobre esta mitología que habita dentro de todos nosotros.

Aquí os dejo todos los artículos relacionados con la Mitología Egipcia que he subido hasta el momento ordenados de manera que si los leéis en orden iréis entendiendo mejor las historias (de mito más antiguo a mito más "reciente"):

> El origen del mundo - La creación de Ra (Crónicas de Ra I)
> Sekhmet y Hathor (Crónicas de Ra II)
> El nombre secreto de Ra - El origen de las cobras (Crónicas de Ra III)
> El mito de Osiris - El origen de las momias
> El libro de Thot

Mitología Griega




  La mitología griega... Héroes, dioses, monstruos, hazañas, misiones imposibles, amores eternos... Esta sección está compuesta por miles de pequeños (y no tan pequeños)  relatos con una grandísima variedad de lugares y personajes, pero que, en conjunto global, forman una única y compleja historia llena de batallas épicas, aventuras, mitos y mucho más...

  ¿Quieres saber el mito de la caja de Pandora? ¿El origen mitológico de la constelación de tu signo del zodiaco? ¿La leyenda sobre la creación de las arañas? Todo eso y mucho más encontrarás en este apartado.

PD: He dicho encontrarás, es posible que algo de lo que he mencionado aún no se encuentre en el blog, pero estará, así que paciencia y a esperar.

Aquí os dejo todos los artículos relacionados con la Mitología Griega ordenados de distintas maneras.


DE MÁS ANTIGUO A MÁS RECIENTE:

El origen de Aries - El Vellocino de Oro
El origen de Tauro - El rapto de Europa
> El origen de Géminis - Los Dioscuros Cástor y Pólux
> El origen de Cáncer - Hércules y la Hidra de Lerna
> El origen de Leo - El león de Nemea
> El origen de Virgo - La titánide Astrea
> El origen de Libra - La historia de Temis
> El origen de Escorpio - La leyenda de Orión y Artemisa
> El origen de Sagitario - El centauro Quirón
> La leyenda de Orfeo y Eurídice - Bajada al Inframundo
> Selene y Endimión - El romance de la luna
> El origen de Capricornio - El cuerno de Maltea
> Narciso y Eco - El origen del narcisismo
> El origen de los Pirineos - Hércules y Pirene
> El origen de Acuario - Ganímedes
> El volcán de Etna - Zeus VS Tifón
> El origen de Piscis -  Afrodita y Eros
> Complejo de Casandra - La maldición de Apolo
> Complejo de Edipo - El enigma de la esfinge
> Complejo de Electra - La venganza por Agamenón
> Apolo y Daphne - El origen de los laureles
> La historia de Antígona - La mujer valiente
> Complejo de Aquiles - El por qué del talón
> La cierva de Cerinea - El tercer trabajo de Hércules
El origen del Laberinto de Creta - El Minotauro
> La osa mayor - Zeus y Calisto
> Faetón y Helios - El carro del sol
> Caronte - El barquero del inframundo
> Estigia - Río del Inframundo
> Caos - La creación del universo
> Eros y Psique - Cuando Cupido se enamoró

Origen mitológico de los Signos del Zodiaco


Aquí os voy a dejar todos los artículos que haya subido hasta el momento respecto al origen mitológico de los signos del zodiaco:

Aries - Mitología Griega
> Tauro - Mitología Griega
> Géminis - Mitología Griega
> Cáncer - Mitología Griega
> Leo - Mitología Griega
> Virgo - Mitología Griega
> Libra - Mitología Griega
> Escorpio - Mitología Griega
> Sagitario - Mitología Griega
Capricornio - Mitología Griega
> Acuario - Mitología Griega
> Piscis - Mitología Griega


Por si alguien no sabe cuál es su signo del zodiaco también voy a especificarlo aquí, según tu fecha de nacimiento tienes un signo u otro (los he puesto por  orden):


ARIES
Del 22 de marzo al 20 de abril
Elemento: Fuego

TAURO
Del 21 de abril al 21 de mayo
Elemento: Tierra

GÉMINIS
Del 22 de mayo al 22 de junio
Elemento: Aire

CÁNCER
Del 23 de junio al 23 de julio
Elemento: Agua

LEO
Del 24 de julio al 23 de agosto
Elemento: Fuego

VIRGO
Del 24 de agosto al 23 de septiembre
Elemento: Tierra

LIBRA
Del 24 de septiembre al 23 de octubre
Elemento: Aire

ESCORPIO
Del 24 de octubre al 22 de noviembre
Elemento: Agua

SAGITARIO
Del 23 de noviembre al 22 de diciembre
Elemento: Fuego

CAPRICORNIO
Del 23 de diciembre al 19 de enero
Elemento: Tierra

ACUARIO
Del 20 de enero al 19 de febrero
Elemento: Aire

PISCIS
Del 20 de febrero al 21 de mayo
Elemento: Agua

El libro de Thot - Mitología Egipcia

EL LIBRO DE THOT


 


  Aviso: las aclaraciones en rojo son para explicar quiénes son los diferentes dioses u otras palabras mitológicas, si ya los conoces ignóralas

  Según una antigua leyenda, en Egipto, durante el periodo ptolemaico (del 325 A.C al 25 A.C) Thot (dios de la sabiduría y la escritura) creó un libro de magia, encantamientos, hechizos y filosofía. El Libro de Thot se ocultó en el fondo del Nilo, cerca de la ciudad de Coptos, allí se hallaba guardado en varios cofres sellados y custodiados por serpientes.

  Más tarde, este libro fue robado por Neferkaptah (príncipe de pura sangre egipcia), que lo consiguió tras haber luchado contra las serpientes. Esto provocó el enfado de Thot, que, como castigo, mató a su mujer y a su hijo. El príncipe, destrozado, se suicidó, y los que lo enterraron decidieron hacerlo junto con el libro que había causado su muerte.

 
El suicidio de Neferkaptah a causa de la muerte de su hijo y su mujer

  Tras varias generaciones, la historia del libro volvió a cruzarse con la de un mortal. En esta ocasión fue un joven llamado Setne Khamwas el que quedó tentado de los poderes del libro y lo robó de la tumba a pesar de la oposición y las advertencias del fantasma de Neferkaptah, que había acabado anclado eternamente a su cuerpo corrupto.

  Poco después, Setne, que poseía mayor ambición que sed de conocimiento, encontró a una bella mujer que lo sedujo, le hizo asesinar a sus hijos y humillarse delante del faraón. Más tarde descubrió descubrió que este episodio había sido una ilusión creada por Neferkaptah y, aterrorizado por recibir un castigo mayor, Setne devolvió el libro a la tumba de Neferkaptah, para que siguiera bajo la eterna custodia del espectro.

  Esta historia refleja una creencia egipcia que dice que el conocimiento de los dioses no está hecho para los humanos.

El origen de Tauro - Mitología Griega


EL RAPTO DE EUROPA - TAURO


Aviso: las aclaraciones en rojo son para explicar quiénes son los diferentes dioses u otras palabras mitológicas, si ya los conoces ignóralas

  Cuenta la leyenda que hace mucho mucho tiempo, existió una princesa fenicia llamada Europa, hija del rey Agenor y  de la náyade (y reina) Telefasa. Tenía una lárguísima cabellera color fuego y unos preciosos ojos esmeralda. Era tan sumamente bella que cualquier hombre que la miraba quedaba absolutamente enamorado de la muchacha. Por este motivo, los reyes acordaron prohibir que se relacionara con los varones, a excepción de su padre y sus hermanos.

  Un día Europa estaba jugando con sus compañeras en una playa de Tiro (donde reinaba su padre), cuando Zeus (rey de los dioses) la divisó y quedó maravillado por su belleza y se enamoró completamente de ella.

  Zeus era consciente de que si se presentaba en forma humana no podría acercarse a la muchacha, así que ideó un plan. Esperó a un día en el que Europa se hallaba junto a sus amigas recogiendo flores y apareció en forma de un gran toro blanco que pastaba apaciblememte en el campo. Cuando Europa lo vio no dudó en acercarse hasta él, sus amigas tenían más miedo y no lo hicieron. Al ver que el toro no daba muestras de atacar la muchacha se fue acercando cada vez más ignorando los gritos de advertencia de sus compañeras.

  Al final, acabó abrazando al bello animal y trenzándole flores en el pelo. Llegó un momento que adquirió tal confianza que se montó sobre el lomo del animal. En ese momento fue cuando el toro empezó a dirigirse hacia el mar, al principio a Europa no le preocupó, pero cuando fue consciente de que el toro se había metido en el agua y nadaba mar adentro entró en pánico.



  Gritó pidiendo ayuda a sus amigas y a sus hermanos, que se habían reunido también en la orilla, pero ya estaban demasiado lejos. Europa gritaba y se aferraba con fuerza a los curvados cuernos, pero Zeus no se detuvo, continuó nadando hasta llegar a la isla de Creta. Los hermanos y la madre de Europa salieron en su búsqueda desesperados al mar, por orden de su padre, pero no dieron con ella.

  Una vez llegaron Zeus mostró su verdadero aspecto. En Gortina (un lugar de Creta), Zeus consiguió su propósito uniéndose con Europa cerca de una fuente; se dice que unos fueron bendecidos por haber presenciado el divino acto de amor  y nunca más volvieron a perder sus hojas. Europa y Zeus tuvieron tres hijos: Minos (rey de Creta), Sarpedón (rey de Licia) y Radamantis (también rey de Creta).

  Después de haber tenido los hijos, Zeus tuvo que abandonar a su bella Europa, pues tenía que volver al Olimpo (hogar de los dioses), por lo que para recompensarla le dio un collar hecho por Hefesto (dios herrero) y tres regalos:

-El primero fue Talo el autómata, que era de bronce y cuidaba las costas de Creta contra los desembarcos extranjeros.

-El segundo fue un perro que nunca fallaba en la cacería y siempre lograba atrapar a sus presas.

-El tercero fue una sorprendente jabalina que siempre y sin excepción acertaba en el blanco elegido.


  Adicionalmente, y para recompensarla por completo, Zeus logró que Europa contrajera matrimonio con Asterión, el que era entonces rey de Creta. Aunque Asterión nunca había querido tener hijos, adoptó a los de Zeus y Europa, y fue como un padre para ellos, los educó, y les nombró herederos del hermoso reino de Creta.

  Cuando Europa murió le fueron concedidos los honores divinos y el toro que había sido la forma en que Zeus había amado a Europa fue convertido en la constelación que hoy conocemos como Tauro e incluido en los signos del zodiaco.