lunes, 20 de junio de 2016

El mito de Osiris - Mitología Egipcia


EL MITO DE OSIRIS - EL ORIGEN DE LAS MOMIAS



Aviso: las aclaraciones en rojo son para explicar quiénes son los diferentes dioses, si ya los  conoces ignóralas


  Osiris (dios de la resurección) era de los cuatro hijos de Geb (dios creador) y Nut (diosa del cielo)el más sabio y también el más querido por enseñar a la gente a cultivar la tierra, a venerar a los dioses y a obedecer la ley. Estaba casado con su hermana Isis (diosa madre) y de su unión nació Horus (dios celeste).

  Otro de los cuatro hermanos, Seth (dios de las tinieblas), que odiaba a Osiris y envidiaba su cargo, reunió algunos hombres y se puso a idear un plan. Tomó medidas de su hermano mientras este dormía y ordenó hacer un magnifico sarcófago que se ajustase a las medidas tomadas.

  Después, en una gran fiesta a la que acudirían todos los dioses, Seth mandó sacar el sarcófago, que como él esperaba llenó a todos de admiración por su belleza y buen gusto. Ofreció regalarlo a quien por sus medidas le sirviera. El último en probarlo fue Osiris, y en cuanto estuvo dentro del sarcófago, este fue cerrado, sellado con cobre fundido y tirado a las aguas del Nilo por los hombres de Seth. La corriente del río empujó el arcón hasta la costa del Líbano.

  Isis aconsejada por Toth (dios de la sabiduría) dejó al pequeño Horus en Buto al cuidado de la diosa tutelar y emprendió camino hacia el delta bajo la forma de un ave con el fin de ocultarse de Seth y encontrar a Osiris.

  Durante su difícil camino, Isis seguía cualquier pista que pudiese conducirla hasta Osiris y así, más allá del Nilo, ya fuera de Egipto, decidió hacerse pasar por criada en el palacio de Byblos con la intención de encontrar un árbol muy especial del que había oído hablar. Al fin lo descubrió, el sarcófago había sido llevado por las aguas hasta una orilla en la que un pequeño árbol, al darse cuenta de la divinidad del ocupante, comenzó a crecer para proteger con sus ramas el preciado sarcófago. Y el rey de Byblos por su parte, al descubrir tan esplendido árbol, ordenó llevarlo a palacio.

  Inmediatamente Isis recuperó su apariencia de diosa tras al comprobar que el cuerpo de su esposo estaba sin vida y llorar su muerte sacó el sarcófago del tronco para llevarlo a Egipto, donde Osiris descansaría en tierra sagrada.

  Una vez en Egipto, Isis dejó el sarcófago en las marismas del delta, con la intención de ir a Buto a ver a su pequeño. En el camino una voz le anunció que Seth había encontrado a Osiris por casualidad en las marismas donde ella lo había escondido y en un acceso de ira lo había destrozado y había desperdigado los pedazos de su cuerpo por todo Egipto. Seth pensaba que ya nadie encontraría a Osiris, pero subestimaba la determinación de Iris.

  Isis debía encontrarlo antes de volver con su hijo. En su búsqueda, esta vez acompañada por su hermana Neftis (diosa de la muerte), iba dando sepultura a cada parte del cuerpo de su esposo que encontraba y los hombres construirían templos más tarde en cada uno de esos lugares.

  Y así, la Vida y la Muerte (Isis y Neftis) viajaron en busca de la Resurección (Osiris).

  La ciudad de Bubastis, se construiría donde fue enterrada su columna vertebral. Cuando, más al sur, en Abydos, Isis encontró la cabeza de Osiris, se pudieron llevar a cabo las honras fúnebres que le permitirían comenzar su viaje a la inmortalidad.

  Cuando hubo encontrado todas las piezas las recogió de nuevo y con ayuda de Anubis (dios de los muertos) recompuso su cuerpo y lo vendó por completo, creando así la primera momia. Toth recitó unos conjuros y le devolvió la vida a a Osiris, que renació como Rey de los Muertos.

  Rápidamente Isis se dirigió de nuevo a Buto para encargarse de la educación de Horus, que una noche mientras dormía, y a pesar de la protección de la diosa tutelar, fue picado por un escorpión y murió. Isis destrozada pidió ayuda a Ra (dios del sol) y este mandó a Toth a devolverle la vida al pequeño.

  Los dos continuaron viviendo en Buto, donde nadie sabía de su origen divino, y allí fue donde Horus creció preparándose para el día en que vengaría la muerte de su padre y reclamaría su corona real.

  Al llegar el momento, como Set también reclamaba la corona, era la Enéada (grupo de nueve dioses) la que debía decidir. Los dioses, después de mucho tiempo deliberando, de escuchar las dos partes y el consejo de Neith (diosa de la guerra) la madre divina, pensaron en dar a Horus la corona de su padre, pero Atum-Ra (dios solar) que presidía el tribunal dudó de Horus por su juventud. Así que años después, el juicio continuaba con los argumentos y las épicas luchas cuerpo a cuerpo entre los oponentes, en las que Seth fue mutilado y Horus perdió un ojo. Hathor (diosa del amor) le reemplazó su ojo por uno mágico y a partir de entonces el Ojo de Horus se convirtió en símbolo de curación.

Ojo de Horus en el templo de Dendera, Egipto.


  Toth curó sus heridas y decidió que la solución era contactar con Osiris en el país de los muertos, donde reinaba, para que este les ayudase a decidir.

  La respuesta de Osiris, reprochando a los dioses por el mal trato dado a su hijo e increpándoles a actuar con justicia entregándole la corona, puso fin al pleito.


  Horus fue coronado como merecía, con la corona blanca como símbolo de soberanía sobre todo Egipto y con el disco de oro que simbolizaba su victoria sobre Seth. Nada más convertirse en faraón desterró a Seth, convirtiéndolo en el dios de los desiertos, las tormentas, y las tierras extranjeras.

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