jueves, 23 de junio de 2016

El nombre secreto de Ra - Mitología Egipcia


EL NOMBRE SECRETO DE RA – EL ORIGEN DE LAS COBRAS

Relato anterior (es recomendable leerlo para entender este)


  Aviso: las aclaraciones en rojo son para explicar quiénes son los diferentes dioses u otras palabras mitológicas, si ya los conoces ignóralas

  Introducción: en la mitología egipcia, el nombre (Ren) era uno de los elementos primordiales del ser humano, junto con el Ka (la fuerza vital), el Ib (el cuerpo) el Ba (el alma), el Aj (el espíritu o fantasma) y el Sheut (la sombra). Ni lo animado ni lo inanimado podía existir si carecía de nombre. Por eso, como elemento mágico, el conocimiento del nombre podía transferir los poderes del ser al que pertenecía. Todos los dioses tenían múltiples nombres, algunos no conocidos, y ese era el caso de Ra (dios del sol). De entre todos existía uno que representaba la fuente de poder del dios y era desconocido por todos los hombres y dioses.

  La leyenda narra que en el inicio del mundo Geb (dios de la tierra) se unió con Nut (diosa del cielo) y tuvieron varios hijos: Isis (diosa madre), Osiris (dios de la resurrección), Neftis (diosa de la muerte), y Seth (dios del mal).  Isis conocía todos los secretos del cielo y de la tierra, ansiaba el conocimiento, y por eso la devoraba el deseo de conocer el nombre secreto de Ra.

  Ra ya era muy viejo. Caminaba con dificultad. Su cuerpo entero temblaba. Sus palabras se escuchaban entrecortadas y como la mayoría de los ancianos, babeaba.

  Isis comenzó a seguirlo a escondidas y cuando una gota de la baba de Ra cayó sobre la tierra formando barro, ella lo recogió y modeló una serpiente, más concretamente la primera cobra. Colocó la serpiente cerca del camino y cuando Ra paseaba, esta lo mordió y luego huyó a ocultarse.

  El veneno corrió rápidamente por el cuerpo de Ra, provocándole un dolor hasta ahora desconocido. Ra gritó con todas sus fuerzas y los dioses corrieron a su encuentro. El dios del sol estaba desconcertado. Sentía que un fuego lo quemaba por dentro y no encontraba explicación a lo sucedido.
Los dioses convocados, lloraban y se lamentaban. Entre estos dioses, se encontraba la astuta Isis que se acercó preguntando:

-¿Qué sucede padre todopoderoso? ¿Acaso te ha mordido una de las serpientes que has creado?

  Ra respondió:

-Me ha mordido una serpiente que yo no he creado. No puedo dejar de temblar. Siento que un fuego abrasador me quema por dentro y me devora.

  Isis se acercó con dulzura y le dijo al oído:

-Si me dices tu nombre secreto, podré hacer uso de mis poderes mágicos y podré sanarte.



  Ra respondió:

-Yo soy el que hizo el cielo y la tierra. El que creó las aguas, los vientos, la luz, la oscuridad. Soy el creador del gran río Nilo. Yo soy Khepri por la mañana, Ra al mediodía y Atum al atardecer.

  A lo que Isis contestó:

-Tú sabes bien, padre todopoderoso, que esos nombres son conocidos por todos. Lo que yo necesito para curarte es tu nombre secreto.

  Ra la tomó de la mano y le susurró al oído:

-Antes que mi nombre pase de mi corazón al tuyo, júrame que no se lo dirás a nadie salvo al hijo que tendrás al que llamarás Horus. Y Horus deberá jurar que el nombre permanecerá en él por siempre. No se lo debe comunicar ni a otros dioses ni a otros hombres.

  Isis realizó su juramento y el conocimiento del nombre secreto pasó del corazón de Ra al corazón de Isis. Entonces, Isis haciendo uso de todos su poderes mágicos dijo:


-¡Arrójate fuera, veneno! ¡Sal fuera de Ra! ¡Oh Ojo de Horus, sal fuera del dios que ha dado origen a la vida por medio de sus palabras! Soy yo quien realiza este hechizo, soy yo quien envía fuera el poderoso veneno, para que caiga sobre la tierra. El gran dios me ha entregado su nombre. ¡Ra vivirá y el veneno morirá!, ¡el veneno muere y Ra vivirá! - Así fue como habló Isis la Grande, Señora de los Dioses, que conoce a Ra en su propio nombre..



  El veneno desapareció y Ra se sintió bien, pero dejó de reinar sobre Egipto. Encontró un lugar en el cielo donde pasear siguiendo la trayectoria del sol.

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