martes, 13 de diciembre de 2016

La búsqueda del aguamiel - Mitología Nórdica

CRÓNICAS DE LA POESÍA II




Ya que Odín dominaba la ciencia de las runas y ya había bebido de las aguas del manantial de Mimir, él ya era el más sabio entre los dioses. Pero una vez supo del poder de la poción de la inspiración elaborada a partir de la sangre de Kvasir, ambicionó poseer el fluido mágico. Con tal propósito viajó hasta Jötunheim. De camino hacia la casa del gigante, pasó al lado de unos terrenos donde se encontraban nueve feos esclavos atareados recogiendo heno.

Odín se detuvo por un momento y les observó en su trabajo y, percatándose de que sus guadañas parecían muy despuntadas, se ofreció a afilarlas, algo que ellos aceptaron entusiasmados. Sacándose la piedra de afilar de su pechera, Odín procedió a afilar las nueve guadañas, creando hábilmente uno filos tan cortantes que los esclavos le rogaron que les regalase la piedra. Con resignación bien humorada, Odín arrojó la piedra sobre la pared, pero los nueve esclavos saltaron simultáneamente para cogerla, hiriéndose entre ellos con sus afiladas herramientas. Enfurecidos ante sus respectivos descuidos, comenzaron a pelearse y no se detuvieron hasta que todos estuvieron o bien heridos de muerte o muertos.

Impávido ante esta tragedia, Odín continuó su viaje, llegando poco después a la casa del gigante Baugi, un hermano de Suttung, el cual le recibió de forma hospitalaria. En el transcurso de la conversación, Baugi le informó de que estaba muy azorado, pues era tiempo de cosecha y todos sus hombres acababan de ser encontrados muertos en el campo. Odín, que en esta ocasión se había presentado con el nombre Bolwerk (causador de males), pronto ofreció sus servicios al gigante, prometiéndole realizar el trabajo equivalente de los nueve esclavos y trabajar diligentemente durante todo el verano, a cambio de un solo trago del aguamiel mágico de Suttung cuando la atareada estación hubiese acabado.

El trato fue inmediatamente aceptado y el nuevo sirviente de Baugi, Bolwerk, trabajó incesantemente durante todo el verano, más allá de lo que requería sucontrato, recogiendo apropiadamente todo el grano antes de que las lluvias de otoño comenzaran a caer. Cuando llegaron los primeros días de invierno, Bolwerk se presentó ante su señor, reclamando su recompensa. Pero Baugi vaciló y puso reparos, diciendo que no se había atrevido a pedirle abiertamente a su hermano Suttung el trago de la inspiración, pero que intentaría obtenerlo usando la astucia. Bolwerk y Baugi se dirigieron juntos hacia la montaña donde Gunlod vivía y, como no pudieron encontrar otro modo de entrar en la cueva secreta, Odín extrajo su fiel taladro, llamado Rati, y le ordenó al gigante que usara toda su fuerza para hacer un agujero por el que pudiese arrastrarse hasta el interior.


Baugi obedeció en silencio y, tras trabajar durante un corto período de tiempo, retiró la herramienta, diciendo que había atravesado la montaña y que Odín no tendría dificultad en deslizarse hasta dentro. Pero el dios, desconfiando de tal afirmación, se limitó a soplar dentro del agujero y cuando el polvo y los guijarros salieron hacia el exterior, le ordenó severamente a Baugi que reanudara su trabajo y que no intentara engañarle de nuevo. El gigante hizo lo que se le pidió. Transformándose en una serpiente, reptó por el interior con tal rapidez que logró evitar el afilado taladro cuando Baugi se introdujo traicioneramente tras él con la intención de matarle.




Texto sacado de aquí.

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