viernes, 30 de septiembre de 2016

La maldición de Casandra - Mitología Griega



Casandra era hija de Hécuba y Príamo, rey de Troya. Su belleza era tan deslumbrante que Apolo, el dios del sol, le ofreció regalarle el don de la profecía si se convertía en su amante.  Casandra accedió, tentada con conocer el futuro, pero cuando Apolo intentó cobrar su recompensa ella se rehusó tajantemente a cumplir su parte del trato.

Enojado por el rechazo y profundamente ofendido por el engaño, Apolo reaccionó de una forma bastante habitual entre los olímpicos: pensó en un castigo ejemplar, algo que le permitiera cicatrizar su autoestima pero que de ningún modo comprometiera la palabra empeñada.

Apolo cumplió su parte del trato. Le entregó a Casandra el don de predecir el futuro, de saber de antemano cada episodio, cada muerte, cada victoria, de anticiparse incluso a las visiones más arrebatadoras de los profetas. Y junto a este don el dios añadió una breve pero demoledora maldición: nadie, absolutamente nadie le creería.

Fue así que Casandra conoció el futuro, e intentó prevenir a su padre sobre los ejércitos aqueos, de Aquiles, Odiseo, y las estratagemas de los engañosos griegos. No obstante, rápidamente descubrió que conocer el futuro no sirve de nada si nadie era capaz de creerle.

El mito de Casandra fue inmortalizado en la Ilíada, pero continuó inalterable a través de los siglos, hasta que el filósofo francés Gaston Bachelard lo utilizó para acuñar una teoría muy curiosa: el complejo de Casandra.

En 1963, la psicóloga Melanie Klein realizó una hermosa interpretación del mito de Casandra. Allí sostiene que la princesa troyana representa la moral humana, aquella porción de nosotros mismos que conoce los peligros de encarar ciertos actos, pero que rara vez es escuchada a tiempo.

En cierta forma, Casandra es la consciencia moral de Troya, desoída y ridiculizada por una excesiva confianza en sí misma.

La psicóloga jungiana Laurie Layton Schapira también estudió a fondo los factores que integran el complejo de Casandra. Todos -sostiene- padecemos algún grado más o menos equilibrado de esa "maldición". Por ejemplo, la mujer que SABE que determinado hombre no le conviene, pero que prefiere ignorar sus predicciones instintivas sublimando sus propias capacidades, por ejemplo, la esperanza secreta de cambiar la personalidad del otro.



El final de Casandra fue decididamente trágico. Intentó, en vano, alertar a su padre sobre la verdadera naturaleza del caballo de Troya y la caída de la ciudad. Durante la masacre y los saqueos, Casandra buscó refugio en el templo de Atenea, donde fue abducida por Ajax y luego por el propio rey Agamenón, que la tomó como esclava y concubina. Poco tiempo después fue asesinada por la esposa de Agamenón, y hermana de la hermosa Helena, Clitemnestra.

Ahora bien, este final plantea una duda razonable. Si Casandra conocía el futuro, sabía que no encontraría refugio en el templo de Atenea. De hecho, podemos pensar que el conocimiento absoluto del devenir le permitiría huir de la ciudad de Troya sin recibir una sola herida. No obstante, eligió el martirio, el sacrificio, acaso creyendo que ningún futuro se perfila venturoso para los profetas que son ignorados.


El definitiva, el pronóstico siempre es menos importante que la credibilidad del profeta.



Texto sacado de aquí.

El origen de Piscis - Mitología Griega

< Leyenda anterior (bastante recomendable leerla primero)

LA HUIDA DE TIFÓN




Mientras la guerra entre dioses y titanes  estaba en su máximo apogeo, Afrodita y su hijo Eros (más conocido como Cupido) se hallaban muy lejos, descansando a orillas del río Éufrates. La delicada diosa y su hijo se habían marchado los primeros del Olimpo. No compartían en absoluto la afición por las guerras en las que los demás dioses, por un motivo u otro, siempre se veían envueltos. Las armas que les interesaban eran las que desplegaban los amantes para engatusarse y las únicas conquistas que les placían eran las del corazón.


Afrodita y Eros sintieron algo de viento y pensaron que Tifón les había descubierto y les perseguía, llamaron a las ninfas del río. Éstas les convirtieron en dos peces, los ataron con una cuerda para que Afrodita no perdiera de vista a su hijo. Tras una larga huida paseo por debajo del agua, llegaron al palacio submarino de las ninfas. Allí estuvieron hasta que les llegaron noticias de que Tifón había dejado de molestar. Para recordar a los simpáticos peces en los que se habían convertido, los dioses del amor los colocaron en la hermosa constelación de Piscis.


Texto basado en este otro.

El volcán etna - Mitología Griega



Nunca hubo un monstruo tan monstruoso como Tifón. Tifón era fruto de la rabia acumulada de Gea. La diosa Madre no soportaba que sus hijos, los Titanes, hubieran sido derrotados por sus nietos, los Olímpicos. Hacía poco que Gea había lanzado contra estos a los Gigantes, y la verdad es que Zeus y sus hermanos disfrutaron vapuleándolos. Con Tifón fue muy diferente. Todos los dioses, a los que se debería suponer curados de espanto, salieron corriendo a esconderse nada más divisarlo desde el Olimpo.


 Minerva, la diosa guerrera, tuvo que insistir mucho para que Zeus saliera a enfrentarse con Tifón. En los primeros encuentros ganó Tifón. Finalmente, Zeus se sobrepuso. Descargando sucesivas andanadas de rayos, logró sepultarlo en Sicilia. De hecho Tifón sigue allí; cuando se agita bajo tierra brotan llamas y columnas de humo del volcán Etna.


Texto sacado de aquí.

El origen de Acuario - Mitología Griega


 EL MITO DE GANÍMEDES



El hijo del rey Tros de Troya, Ganímedes, era el más hermoso de los jóvenes de la Tierra. Por ello, los dioses lo eligieron para que siempre llevara la copa dorada de néctar de los dioses y le concedieron el don de la eterna juventud. En versiones posteriores, Zeus, el rey de los dioses, deseaba al joven. Disfrazado como el águila de la misma constelación, Zeus raptó al muchacho y lo llevó al Olimpo para convertirlo en su copero personal.


Este rapto de Ganímedes llevado a cabo por Zeus, tuvo muchas repercusiones en el monte Olimpo. Su llegada desplazaba a Hebe, diosa de la juventud e hija de Hera, esposa de Zeus. Ésta se sintió ofendida por el insulto a Hebe, y por la vergüenza de saber que Zeus se había enamorado de un chico. La actitud de su esposa enfureció a Zeus, que glorificó a Ganímedes dándole un lugar en las estrellas, formando así la constelación que hoy conocemos como Acuario.


Texto sacado de aquí.

El origen de los Pirineos - Mitología Griega


< Estigia, río del Inframundo


Hace muchísimos años, en las tierras en las que hoy se erigen imponentes los Pirineos, había bosques de una inmensidad inimaginable, en los cuales  vivía una ninfa de belleza incalculable que fue nombrada por Zeus cuidadora de las aguas que allí había. Esta preciosa ninfa se llamaba Pirene.

Cuenta la leyenda que Pirene era preciosísima y que muchos hombres caían rendidos a sus pies y uno de ellos fue Hércules, el cual fue correspondido por la bella ninfa. Este amor, sin embargo, se truncó ya que el padre de Pirene, Tubal, rey de aquellas tierras por aquel entonces, desterró a Hércules para que no se pudieran amar.

Pirene, triste y con el corazón roto, vagaba por los bosques y montes, esperando a que Hércules regresara y pudieran escaparse para vivir su amor. En uno de sus tristes paseos por el bosque, la bella Pirene se topó con Gerión, un monstruo de tres cabezas que estaba enamorado de ella y que intentó poseerla.

Pirene pudo escapar pero Gerión, enfadadísimo, incendió el bosque donde la bella ninfa se escondió.
Un águila que lo había visto todo fue al encuentro de Hércules para advertirle de lo sucedido pero cuando este llegó, Pirene sólo tuvo tiempo de oir la promesa de amor eterno de su amado y murió.

Cuentan que Hércules, entonces, roto por el dolor, la enterró y construyó un mausoleo para su amada colocando enormes rocas encima de su cuerpo.

Era tan grande su tristeza y su dolor por la pérdida de su amada, que el mausoleo se convirtió en unas enormes montañas de piedra, las cuales dieron lugar a la cordillera que actualmente se conoce como Pirineos, que es sin duda, tan hermosa como la bella ninfa que reposa a sus pies.


Texto sacado de aquí.

martes, 27 de septiembre de 2016

Narciso y Eco - Mitología Griega


< El mito de Faetón



Narciso era hijo del dios boecio del río Cefiso y de Liriope, una ninfa acuática. El famoso vidente Tiresias ya había hecho la predicción de que viviría muchos años, siempre y cuando no se viese a sí mismo. A los 16 años Narciso era un joven apuesto, que despertaba la admiración de hombres y mujeres. Su arrogancia era tal que, tal vez a causa de ello, ignoraba los encantos de los demás. Fue entonces cuando la ninfa Eco, que imitaba lo que los demás hacían, se enamoró de él. Con su extraña característica, Eco tendía a permanecer hablando cada vez que Zeus hacía el amor con alguna ninfa. Narciso rechazó a la pobre Eco, tras lo cual la joven languideció.

Su cuerpo se marchitó y sus huesos se convirtieron en piedra. Sólo su voz permaneció intacta. Pero no fue la única a la que rechazó y una de las despechadas quiso que el joven supiese lo que era el sufrimiento ante el amor no correspondido. El deseo se cumplió cuando un día de verano Narciso descansaba tras la caza junto a un lago de superficie cristalina que proyectaba su propia imagen, con la que quedó fascinado. Narciso se acercó al agua y se enamoró de lo que veía, hasta tal punto que dejó de comer y dormir por el sufrimiento de no poder conseguir a su nuevo amor, pues cuando se acercaba, la imagen desaparecía.



Obsesionado consigo mismo, Narciso enloqueció, hasta tal punto que la propia Eco se entristeció al imitar sus lamentos.

El joven murió con el corazón roto e incluso en el reino de los muertos siguió hechizado por su propia imagen, a la que admiraba en las negras aguas de la laguna Estigia. Aún hoy se conserva el término «narcisismo» para definir la excesiva consideración de uno mismo.

Texto sacado de aquí.