sábado, 25 de junio de 2016

Sekhmet y Hathor - Mitología Egipcia

SEKHMET Y HATHOR

Relato anterior (es muy recomendable leerlo para entender este)


  Ra (dios del Sol) gobernó Egipto durante miles de años llevando bienestar y prosperidad a sus habitantes gracias a las fabulosas cosechas y a sus magníficas leyes. Los egipcios solo tenían palabras de agradecimiento y no dejaban de ensalzar su nombre.

  Pero Ra, había tomado forma humana y por lo tanto envejecía día a día. Un buen día, los egipcios, dejaron de respetarlo, comenzaron a burlarse de su aspecto senil y a desobedecer sus órdenes.

  Ra no pudo evitar oír las burlas y comentarios y cuando vio que los hombres no obedecían las leyes, se enojó de tal manera que decidió convocar a los dioses que había creado en un lugar secreto para pedir consejo.

  Allí estaban Shu (dios del aire y la luz)Tefnut (diosa de la humedad), Geb (dios de la tierra), Nut (diosa del cielo) y Nun (dios de océano primordial) escuchando el problema que aquejaba al dios Ra. Nun habló diciendo:

-Lo que debes hacer es destruirlos con la forma de tu hija, la diosa Sekhmet (diosa de la guerra y la venganza).

  Los otros dioses, al ver el mal comportamiento de los hombres, le aconsejaron también destruir a los hombres por intermedio de la diosa Sekhmet.

  Ra, con su ojo, que despedía una mirada aterradora, creó a la diosa Sekhmet. Feroz y sanguinaria cual leona que persigue su presa y se deleita en la matanza y en la sangre. Siguiendo las órdenes de Ra, desencadenó su furia sobre todos los que ridiculizaron a su padre, sembrando el terror y la desesperación en todo Egipto.

   Los hombres huían a esconderse, pero la diosa Sekhmet, los perseguía y los asesinaba relamiéndose con la sangre.

  Cuando Ra vio lo que Sekhmet había hecho la llamó a su presencia para preguntarle si lo había obedecido. Sekhmet le respondió que estaba feliz porque había vengado a su padre Ra, eliminando a todos los hombres que éste le había entregado. Todo Egipto estaba teñido del color de la sangre y era imposible detener la furia de la cruel y sanguinaria Sekhmet.

  Pero Ra se apiadó de los hombres y decidió hacer algo para frenar la matanza. Envió entonces a mensajeros rápidos y silenciosos en busca de grandes cantidades de ámbar. Luego ordenó preparar muchos litros de cerveza hasta llenar siete mil jarras. Más tarde, mandó mezclar el ámbar con la cerveza. A la luz de la luna, la cerveza adquiría el color rojo de la sangre. Hizo llenar nuevamente las jarras y envió a sus mensajeros a volcarlas en el lugar donde se encontraba Sekhmet.

  Al salir el sol, Sekhmet estaba preparada para su próxima cacería, cuando vio la tierra inundada de color rojo y creyó que sería sangre real porque no había cerca ningún hombre. Se acercó y bebió alborozada mientras reía y disfrutaba pensando que era sangre. Bebió tanto ese día, que presa de la ebriedad, no pudo matar a ningún hombre.
 
  Cuando Sekhmet volvió ante la presencia de Ra, el dios la recibió con alegría pues no había matado a ninguna persona y decidió cambiar su nombre por el de Hathor, aunque esta nueva divinidad también es conocida por el nombre de Bast . A partir de ese momento se convirtió en la diosa Hathor, fue la diosa de la dulzura, el amor y la pasión. Así como se representaba a Sekhmet como una leona, Bast es representada como una gata.



  La humanidad fue redimida y Ra continuó reinando en su ancianidad, aunque sabía que había llegado el momento de delegar el gobierno de Egipto en los dioses jóvenes. No olvidemos que el poder de Ra estaba en su nombre secreto. Si alguien lo descubría, Ra dejaría de reinar. Ra sabía esto y lo mantenía oculto en su corazón. Solo utilizando grandes poderes mágicos se podría conocer.

La historia continúa: Siguiente relato

El origen de Virgo - Mitología Griega


LA TITÁNIDE ASTREA - VIRGO


  Aviso: las aclaraciones en rojo son para explicar quiénes son los diferentes dioses u otras palabras mitológicas, si ya los conoces ignóralas.

  Según una antigua leyenda griega la constelación Virgo proviene de la titánide (titánide es el femenino de titán) Astrea, hija de Temis (deidad muy antigua) y Zeus (dios de los dioses). Como hija de Zeus era la encargada de llevar entre sus brazos los rayos de su padre, y generalmente Astrea fue la representación de la justicia en el panteón griego (conjunto de todos los dioses griegos).

  Optó por vivir su vida en la Tierra, junto con el resto de mortales. Allí permaneció durante la Edad de Oro de Cronos (rey de los titanes), en esa época se podría decir que la humanidad había alcanzado lautopía de la perfección, y Astrea se encontró muy cómoda entre los mortales.

  Pero la Edad de Oro terminó por pasar, dando lugar a la Edad de Plata y después a la Edad de Bronce. Cuenta la leyenda que cuando llegó la Edad de Bronce, las cosas cambiaron en la Tierra, parece que los seres humanos empezaron a ser más viles, y la maldad comenzó a expandirse entre los seres mortales, cuando no pudo soportarlo más Astrea decidió abandonar la Tierra, siendo la última de entre todos los titanes (seres anteriores a los dioses) y dioses en hacerlo. Una vez allí volvió junto a su padre Zeus.


   Cuando se produjo la Guerra de los Titanes, tanto Astrea como su hermana Niké (diosa de la victoria) colaboraron arduamente con Zeus, es por eso que se especula que una de las recompensas por este acto de lealtad pudo ser que se le permitiera seguir siendo virgen, siendo la única entre todas las titánitanides.

  Más allá de concederle mantener su virginidad intacta, la otra de las recompensas debe haber sido otorgarle un lugar en tan importante lugar de la constelación de Virgo (cuyo nombre significa "virgen"), porque esto no hubiese sido así de no ser por su colaboración, ya que todos sus hermanos recibieron una simple estrella, y no una de tal magnitud como la de Astrea.

Las doce pruebas de Hércules


En este apartado voy a ir dejando en orden los artículos que narran las doce pruebas de Hércules:

> 1. El León de Nemea
> 2. La Hidra de Lerna
> 3. La Cierva de Cerinea

El origen de Leo - Mitología Griega


EL LEÓN DE NEMEA - LEO


(En este texto voy a hablar del héroe Heracles por su nombre romano Hércules, ya que es por el que le conoce la mayoría de gente.)

  Aviso: las aclaraciones en rojo son para explicar quiénes son los diferentes dioses u otras palabras mitológicas, si ya los conoces ignóralas

  Introducción: Según las leyendas, se cuenta que un día Zeus (dios de los dioses) se enamoró de la mortal Alcmena (reina de Micenas), y una noche en la que su marido Anfitrión estaba de viaje se presentó con su aspecto y se acostó con Alcmena, lo que provocó que esta se quedara embarazada de Hércules.

  Hera (diosa del matrimonio), la esposa de Zeus, siempre se había caracterizado por ser celosa, pero este episodio la enfureció aún más que los anteriores debido a que Zeus se mostraba especialmente interesado en la reina mortal. Esto llevó a Hera a la decisión de vengarse mediante el pequeño Hércules, pues sabía que si intentaba castigar directamente a Zeus no conseguiría el efecto que buscaba.

  Desde ese momento Hera se dedicó a invocar todos los castigos que pudo sobre el hijo de su esposo, y estos fueron de una magnitud brutal. Entre los terribles castigos estuvo incluso el de padecer de locura. En uno de estos ataques de locura provocados por la diosa, Heracles mató a su mujer, a sus hijos y a dos de sus sobrinos con sus propias manos.

  Al despertar y descubrir los terribles actos que había cometido, sintió un terrible dolor, y avergonzado, se aisló de la sociedad yéndose a vivir a tierras salvajes. Tras una larga búsqueda, fue hallado por su hermano Ificles (hijo de Alcmena y Anfitrión), que le convenció de que fuera al Oráculo de Delfos (lugar para hablar con los dioses). El Oráculo le dijo que tenía que llevar a cabo una serie de diez trabajos dispuesta por Euristeo, el hombre que había usurpado su legítimo derecho a la corona (Hera había hecho que naciera Euristeo antes que Hércules, haciendo fuera él quién reinara Micenas). A pesar del odio que sentía por el rey aceptó los diez trabajos que le habían impuesto.

  
  El nacimiento de la constelación Leo se remonta a la antigüedad, pero es posterior a Aries, Tauro y Sagitario.

  Su historia comienza cuando Selene (diosa de la luna) abandonó al León de Nemea hijo de Tifón (divinidad primitiva relacionada con los huracanes) y Equidna (una monstruosa ninfa) en la Zona de Leo.

  Gracias a sus características, especialmente a su piel impenetrable, pudo encontrar una actividad que compensara lo solo y aburrido que se sentía.Se dedicó entonces a atacar a la comarca cercana a su lugar de confinamiento. Se convirtió de esta forma en el rey de dicho lugar, siendo temido y a la vez honrado por todos. El gran león de Nemea se dio la gran vida, dándole rienda suelta a sus instintos. Se alimentaba de hombres y animales, cuando quería, siempre intimidando con su fuerte rugido recibiendo, más bien por temor, la aprobación de quienes optaban por consentirlo.


  Hasta aquí la vida del león era como quería, hasta que apareció Hércules, con la decisión tomada de matarlo para cumplir así la primera de sus pruebas. Esta tarea no fue nada fácil para el héroe, que decidió comenzar a atacarlo con flechas, pero dado lo gruesa de la piel, parecían rebotar como si se tratara de piedra lo que se quisiera atravesar. Así que luego intentó utilizar su espada de hierro, y cuando le acertó un golpe al animal, vio como el arma se partía en dos. Atinó entonces a usar su maza, la famosa maza de Hércules, y quedó azorado cuando vio que esta se rasgaba al rozar nada más que su hocico.

  Por fin Hércules ideó un plan, El León tenía como morada una cueva con dos entradas; Hércules taponó una de ellas y entró por la otra para sorprender a la fiera. Abrazó al león apretándolo hasta ahogarlo, y después, una vez muerto el león, Hércules le quitó la piel con sus propias garras y se hizo con ella una capa y un casco con su cabeza, adquiriendo de esta forma las virtudes del animal. Zeus transformó al león en constelación para que todo el mundo recordara la increíble hazaña que había llevado a cabo su hijo. 




La historia continúa: Siguiente relato
  

jueves, 23 de junio de 2016

El gato con botas - Charles Perraut


EL GATO CON BOTAS

CHARLES PERRAULT




Un molinero dejó, como única herencia a sus tres hijos, su molino, su burro y su gato. El reparto fue bien simple: no se necesitó llamar ni al abogado ni al notario. Habrían consumido todo el pobre patrimonio.

El mayor recibió el molino, el segundo se quedó con el burro y al menor le tocó sólo el gato. Este se lamentaba de su mísera herencia:

-Mis hermanos -decía- podrán ganarse la vida convenientemente trabajando juntos; lo que es yo, después de comerme a mi gato y de hacerme un manguito con su piel, me moriré de hambre.

El gato, que escuchaba estas palabras, pero se hacía el desentendido, le dijo en tono serio y pausado:

-No debéis afligiros, mi señor, no tenéis más que proporcionarme una bolsa y un par de botas para andar por entre los matorrales, y veréis que vuestra herencia no es tan pobre como pensáis.

Aunque el amo del gato no abrigara sobre esto grandes ilusiones, le había visto dar tantas muestras de agilidad para cazar ratas y ratones, como colgarse de los pies o esconderse en la harina para hacerse el muerto, que no desesperó de verse socorrido por él en su miseria.


Cuando el gato tuvo lo que había pedido, se colocó las botas y echándose la bolsa al cuello, sujetó los cordones de ésta con las dos patas delanteras, y se dirigió a un campo donde había muchos conejos. Puso afrecho y hierbas en su saco y tendiéndose en el suelo como si estuviese muerto, aguardó a que algún conejillo, poco conocedor aún de las astucias de este mundo, viniera a meter su hocico en la bolsa para comer lo que había dentro. No bien se hubo recostado, cuando se vio satisfecho. Un atolondrado conejillo se metió en el saco y el maestro gato, tirando los cordones, lo encerró y lo mató sin misericordia.

Muy ufano con su presa, fuese donde el rey y pidió hablar con él. Lo hicieron subir a los aposentos de Su Majestad donde, al entrar, hizo una gran reverencia ante el rey, y le dijo:

-He aquí, Majestad, un conejo de campo que el señor Marqués de Carabás -era el nombre que inventó para su amo- me ha encargado obsequiaros de su parte.

-Dile a tu amo -respondió el Rey- que le doy las gracias y que me agrada mucho.

En otra ocasión, se ocultó en un trigal, dejando siempre su saco abierto; y cuando en él entraron dos perdices, tiró los cordones y las cazó a ambas. Fue en seguida a ofrendarlas al Rey, tal como había hecho con el conejo de campo. El Rey recibió también con agrado las dos perdices, y ordenó que le diesen de beber.

El gato continuó así durante dos o tres meses llevándole de vez en cuando al Rey productos de caza de su amo. Un día supo que el Rey iría a pasear a orillas del río con su hija, la más hermosa princesa del mundo, y le dijo a su amo:

-Sí queréis seguir mi consejo, vuestra fortuna está hecha: no tenéis más que bañaros en el río, en el sitio que os mostraré, y en seguida yo haré lo demás.

El Marqués de Carabás hizo lo que su gato le aconsejó, sin saber de qué serviría. Mientras se estaba bañando, el Rey pasó por ahí, y el gato se puso a gritar con todas sus fuerzas:

-¡Socorro, socorro! ¡El señor Marqués de Carabás se está ahogando!



Al oír el grito, el Rey asomó la cabeza por la portezuela y, reconociendo al gato que tantas veces le había llevado caza, ordenó a sus guardias que acudieran rápidamente a socorrer al Marqués de Carabás. En tanto que sacaban del río al pobre Marqués, el gato se acercó a la carroza y le dijo al Rey que mientras su amo se estaba bañando, unos ladrones se habían llevado sus ropas pese a haber gritado ¡al ladrón! con todas sus fuerzas; el pícaro del gato las había escondido debajo de una enorme piedra.

El Rey ordenó de inmediato a los encargados de su guardarropa que fuesen en busca de sus más bellas vestiduras para el señor Marqués de Carabás. El Rey le hizo mil atenciones, y como el hermoso traje que le acababan de dar realzaba su figura, ya que era apuesto y bien formado, la hija del Rey lo encontró muy de su agrado; bastó que el Marqués de Carabás le dirigiera dos o tres miradas sumamente respetuosas y algo tiernas, y ella quedó locamente enamorada.

El Rey quiso que subiera a su carroza y  lo acompañara en el paseo. El gato, encantado al ver que su proyecto empezaba a resultar, se adelantó, y habiendo encontrado a unos campesinos que segaban un prado, les dijo:

-Buenos segadores, si no decís al Rey que el prado que estáis segando es del Marqués de Carabás, os haré picadillo como carne de budín.

Por cierto que el Rey preguntó a los segadores de quién era ese prado que estaban segando.

-Es del señor Marqués de Carabás -dijeron a una sola voz, puesto que la amenaza del gato los había asustado.

-Tenéis aquí una hermosa heredad -dijo el Rey al Marqués de Carabás.

-Veréis, Majestad, es una tierra que no deja de producir con abundancia cada año.

El maestro gato, que iba siempre delante, encontró a unos campesinos que cosechaban y les dijo:

-Buena gente que estáis cosechando, si no decís que todos estos campos pertenecen al Marqués de Carabás, os haré picadillo como carne de budín.

El Rey, que pasó momentos después, quiso saber a quién pertenecían los campos que veía.

-Son del señor Marqués de Carabás, contestaron los campesinos, y el Rey nuevamente se alegró con el Marqués.


El gato, que iba delante de la carroza, decía siempre lo mismo a todos cuantos encontraba; y el Rey estaba muy asombrado con las riquezas del señor Marqués de Carabás.

El maestro gato llegó finalmente ante un hermoso castillo cuyo dueño era un ogro, el más rico que jamás se hubiera visto, pues todas las tierras por donde habían pasado eran dependientes de este castillo.

El gato, que tuvo la precaución de informarse acerca de quién era este ogro y de lo que sabía hacer, pidió hablar con él, diciendo que no había querido pasar tan cerca de su castillo sin tener el honor de hacerle la reverencia. El ogro lo recibió en la forma más cortés que puede hacerlo un ogro y lo invitó a descansar.

-Me han asegurado -dijo el gato- que vos tenías el don de convertiros en cualquier clase de animal; que podíais, por ejemplo, transformaros en león, en elefante.

-Es cierto -respondió el ogro con brusquedad- y para demostrarlo veréis cómo me convierto en león.

El gato se asustó tanto al ver a un león delante de él que en un santiamén se trepó a las canaletas, no sin pena ni riesgo a causa de las botas que nada servían para andar por las tejas.

Algún rato después, viendo que el ogro había recuperado su forma primitiva, el gato bajó y confesó que había tenido mucho miedo.

-Además me han asegurado -dijo el gato- pero no puedo creerlo, que vos también tenéis el poder de adquirir la forma del más pequeño animalillo; por ejemplo, que podéis convertiros en un ratón, en una rata; os confieso que eso me parece imposible.

-¿Imposible? -repuso el ogro- ya veréis-; y al mismo tiempo se transformó en una rata que se puso a correr por el piso.

Apenas la vio, el gato se echó encima de ella y se la comió.

Entretanto, el Rey, que al pasar vio el hermoso castillo del ogro, quiso entrar. El gato, al oír el ruido del carruaje que atravesaba el puente levadizo, corrió adelante y le dijo al Rey:

-Vuestra Majestad sea bienvenida al castillo del señor Marqués de Carabás.

-¡Cómo, señor Marqués -exclamó el rey- este castillo también os pertenece! Nada hay más bello que este patio y todos estos edificios que lo rodean; veamos el interior, por favor.

El Marqués ofreció la mano a la joven Princesa y, siguiendo al Rey que iba primero, entraron a una gran sala donde encontraron una magnífica colación que el ogro había mandado preparar para sus amigos que vendrían a verlo ese mismo día, los cuales no se habían atrevido a entrar, sabiendo que el Rey estaba allí.

El Rey, encantado con las buenas cualidades del señor Marqués de Carabás, al igual que su hija, que ya estaba loca de amor viendo los valiosos bienes que poseía, le dijo, después de haber bebido cinco o seis copas:

-Sólo dependerá de vos, señor Marqués, que seáis mi yerno.


El Marqués, haciendo grandes reverencias, aceptó el honor que le hacia el Rey; y ese mismo día se casó con la Princesa. El gato se convirtió en gran señor, y ya no corrió tras las ratas sino para divertirse.


FIN

El robo de Brisingamen - Mitología Nórdica

EL ROBO DE BRISINGAMEN - LA LUCHA DE LOKI Y HEIMDALL

Relato anterior  (recomendable leerlo antes que este)


  Aviso: las aclaraciones en rojo son para explicar quiénes son los diferentes dioses u otras palabras mitológicas, si ya los conoces ignóralas

   La diosa Freyja (diosa de la belleza) además de ser hermosa, era amante de las joyas, los adornos y el maquillaje. Un día, mientras viajaba por Svartálfaheim (reino de los elfos oscuros y los enanos), encontró a cuatro enanos que trabajaban en el más maravilloso collar que ella hubiera visto. Inmediatamente, la lleno el irrefrenable deseo de poseer aquel tesoro, que se llamaba Brisingamen y era el emblema de las estrellas.

  Freyja imploró a los enanos que se lo entregaran, pero ellos obstinadamente se negaron, a menos que ella estuviera dispuesta a pasar una noche con cada uno de ellos. La vergüenza era enorme, pero mayor aun era su deseo de poseer aquella joya, así que estuvo de acuerdo. No necesitamos entrar en más detalles sobre lo ocurrido entre la diosa y los enanos, pero cuando Freyja se puso el collar, su belleza fue aun más fulgurante que antes, así que decidió a partir de ese día llevarlo puesto día y noche, y sólo ocasionalmente se le pudo persuadir de prestarlo a alguno de los otros dioses.

 La leyenda cuenta que gracias a su extremada agudeza de oído, Heimdall (dios de la luz) escuchó una noche, el suave sonido de lo que parecían ser pasos de gato en dirección al palacio de Freyja, Folkvang (palacio al que iban la mitad de los caídos en combate) Dirigió su vista de águila en la oscuridad y percibió que el sonido era producido por Loki (dios del engaño), el cual, habiendo entrado sigilosamente en el palacio bajo la forma de una mosca, se había aproximado al lecho de Freyja y estaba intentando robarle su brillante collar de oro, Brisingamen, el emblema de la fertilidad y la armonía de la Tierra.

  Heimdall, el guardián del Bifröst (el puente del arco iris), vio que la diosa se encontraba dormida en una postura que hacía imposible abrir su collar sin ser despertada. Pero el astuto Loki permaneció dubitativo al lado de la cama solo durante unos momentos y entonces comenzó a murmurar las runas que les permitían a los dioses cambiar de forma según su deseo. Mientras Heimdall se encontraba pendiente de la situación, Loki se vio reducido hasta alcanzar el tamaño y la forma de una pulga, tras lo que se deslizó bajo las sábanas y picó el costado de Freyja, haciendo de esta manera que ella cambiara de postura sin ser despertada de su sueño.

 El cierre estaba ahora a la vista y Loki, una vez recuperada su forma de dios, lo abrió cuidadosamente, obtuvo el codiciado tesoro y procedió a marcharse con él sin dilación. Heimdall se lanzó inmediatamente en persecución del ladrón nocturno y le alcanzó rápidamente.

  Desenvainó su espada de la funda con la intención de cortarle la cabeza, cuando el dios del engaño se transformó en una parpadeante llama azul. Rápido como el pensamiento, Heimdall se transformó en una nube y envió rápidamente lluvia para apagar el fuego. Pero el malvado Loki alteró su forma con la misma velocidad para transformarse en un oso polar, que abrió sus fauces para tragarse el agua. Heimdall, sin dejarse intimidar, adquirió entonces a su vez la forma de un oso y atacó ferozmente. Pero como el combate amenazaba con acabar desastrosamente para Loki, se transformó en una foca y tras imitarle Heimdall, el de la dentadura de oro, se libró la última lucha, que concluyó con la derrota de Loki, quien se vio forzado a entregar el collar, que fue debidamente devuelto a Freyja por Heimdall.

Heimdal devuelve a Freyja elBrisingamen robado por Loki.

  En esta leyenda, Loki puede ser tomado como un símbolo de la sequía o de los funestos efectos del calor demasiado ardiente del Sol, que viene a robarle a la Tierra (Freya) su más preciado tesoro (Brisingamen). Heimdall es una personificación salvadora de la lluvia y el rocío gentil, que, tras luchar durante un rato contra su enemigo, la sequía (Loki), termina por derrotarla y le obliga a renunciar a su premio.

  La rivalidad de Loki y Heimdall por Brisingamen es un evento importante, ya que marca un odio mutuo que a futuro los destinará a combatirse en el Ragnarok (el día del fin del mundo).


  Este mito que tiene lugar en el mar, está quizás relacionado con el origen de uno de los nombres de Freyja, "Mardöll" (Brillo del mar), siendo el brillo aquí el del collar robado Brisingamen (brísinga significa "brillante, centelleante").

  Esta es quizás una de las historias que se perdieron sobre los viajes de Freyja en busca de su esposo. Freyja y su marido representaban la situación habitual de algunas familias de nobles en la antigua Escandinavia donde debido a los duros ambientes y las campañas de guerra, los hombres partían en largas jornadas de guerra y las mujeres quedaban a cargo de la casa con un poder considerable.

El nombre secreto de Ra - Mitología Egipcia


EL NOMBRE SECRETO DE RA – EL ORIGEN DE LAS COBRAS

Relato anterior (es recomendable leerlo para entender este)


  Aviso: las aclaraciones en rojo son para explicar quiénes son los diferentes dioses u otras palabras mitológicas, si ya los conoces ignóralas

  Introducción: en la mitología egipcia, el nombre (Ren) era uno de los elementos primordiales del ser humano, junto con el Ka (la fuerza vital), el Ib (el cuerpo) el Ba (el alma), el Aj (el espíritu o fantasma) y el Sheut (la sombra). Ni lo animado ni lo inanimado podía existir si carecía de nombre. Por eso, como elemento mágico, el conocimiento del nombre podía transferir los poderes del ser al que pertenecía. Todos los dioses tenían múltiples nombres, algunos no conocidos, y ese era el caso de Ra (dios del sol). De entre todos existía uno que representaba la fuente de poder del dios y era desconocido por todos los hombres y dioses.

  La leyenda narra que en el inicio del mundo Geb (dios de la tierra) se unió con Nut (diosa del cielo) y tuvieron varios hijos: Isis (diosa madre), Osiris (dios de la resurrección), Neftis (diosa de la muerte), y Seth (dios del mal).  Isis conocía todos los secretos del cielo y de la tierra, ansiaba el conocimiento, y por eso la devoraba el deseo de conocer el nombre secreto de Ra.

  Ra ya era muy viejo. Caminaba con dificultad. Su cuerpo entero temblaba. Sus palabras se escuchaban entrecortadas y como la mayoría de los ancianos, babeaba.

  Isis comenzó a seguirlo a escondidas y cuando una gota de la baba de Ra cayó sobre la tierra formando barro, ella lo recogió y modeló una serpiente, más concretamente la primera cobra. Colocó la serpiente cerca del camino y cuando Ra paseaba, esta lo mordió y luego huyó a ocultarse.

  El veneno corrió rápidamente por el cuerpo de Ra, provocándole un dolor hasta ahora desconocido. Ra gritó con todas sus fuerzas y los dioses corrieron a su encuentro. El dios del sol estaba desconcertado. Sentía que un fuego lo quemaba por dentro y no encontraba explicación a lo sucedido.
Los dioses convocados, lloraban y se lamentaban. Entre estos dioses, se encontraba la astuta Isis que se acercó preguntando:

-¿Qué sucede padre todopoderoso? ¿Acaso te ha mordido una de las serpientes que has creado?

  Ra respondió:

-Me ha mordido una serpiente que yo no he creado. No puedo dejar de temblar. Siento que un fuego abrasador me quema por dentro y me devora.

  Isis se acercó con dulzura y le dijo al oído:

-Si me dices tu nombre secreto, podré hacer uso de mis poderes mágicos y podré sanarte.



  Ra respondió:

-Yo soy el que hizo el cielo y la tierra. El que creó las aguas, los vientos, la luz, la oscuridad. Soy el creador del gran río Nilo. Yo soy Khepri por la mañana, Ra al mediodía y Atum al atardecer.

  A lo que Isis contestó:

-Tú sabes bien, padre todopoderoso, que esos nombres son conocidos por todos. Lo que yo necesito para curarte es tu nombre secreto.

  Ra la tomó de la mano y le susurró al oído:

-Antes que mi nombre pase de mi corazón al tuyo, júrame que no se lo dirás a nadie salvo al hijo que tendrás al que llamarás Horus. Y Horus deberá jurar que el nombre permanecerá en él por siempre. No se lo debe comunicar ni a otros dioses ni a otros hombres.

  Isis realizó su juramento y el conocimiento del nombre secreto pasó del corazón de Ra al corazón de Isis. Entonces, Isis haciendo uso de todos su poderes mágicos dijo:


-¡Arrójate fuera, veneno! ¡Sal fuera de Ra! ¡Oh Ojo de Horus, sal fuera del dios que ha dado origen a la vida por medio de sus palabras! Soy yo quien realiza este hechizo, soy yo quien envía fuera el poderoso veneno, para que caiga sobre la tierra. El gran dios me ha entregado su nombre. ¡Ra vivirá y el veneno morirá!, ¡el veneno muere y Ra vivirá! - Así fue como habló Isis la Grande, Señora de los Dioses, que conoce a Ra en su propio nombre..



  El veneno desapareció y Ra se sintió bien, pero dejó de reinar sobre Egipto. Encontró un lugar en el cielo donde pasear siguiendo la trayectoria del sol.

El origen de Cáncer - Mitología Griega

HÉRCULES Y LA HIDRA DE LERNA - CÁNCER

Relato anterior (es recomendable leerlo para entender este)


(En este texto voy a hablar del héroe Heracles por su nombre romano Hércules, ya que es por el que le conoce la mayoría de gente.)

  Aviso: las aclaraciones en rojo son para explicar quiénes son los diferentes dioses u otras palabras mitológicas, si ya los conoces ignóralas

  Introducción: Según las leyendas, se cuenta que un día Zeus (dios de los dioses) se enamoró de la mortal Alcmena (reina de Micenas), y una noche en la que su marido Anfitrión estaba de viaje se presentó con su aspecto y se acostó con Alcmena, lo que provocó que esta se quedara embarazada de Hércules.

  Hera (diosa del matrimonio), la esposa de Zeus, siempre se había caracterizado por ser celosa, pero este episodio la enfureció aún más que los anteriores debido a que Zeus se mostraba especialmente interesado en la reina mortal. Esto llevó a Hera a la decisión de vengarse mediante el pequeño Hércules, pues sabía que si intentaba castigar directamente a Zeus no conseguiría el efecto que buscaba.

  Desde ese momento Hera se dedicó a invocar todos los castigos que pudo sobre el hijo de su esposo, y estos fueron de una magnitud brutal. Entre los terribles castigos estuvo incluso el de padecer de locura. En uno de estos ataques de locura provocados por la diosa, Heracles mató a su mujer, a sus hijos y a dos de sus sobrinos con sus propias manos.

  Al despertar y descubrir los terribles actos que había cometido, sintió un terrible dolor, y avergonzado, se aisló de la sociedad yéndose a vivir a tierras salvajes. Tras una larga búsqueda, fue hallado por su hermano Ificles (hijo de Alcmena y Anfitrión), que le convenció de que fuera al Oráculo de Delfos (lugar para hablar con los dioses). El Oráculo le dijo que tenía que llevar a cabo una serie de diez trabajos dispuesta por Euristeo, el hombre que había usurpado su legítimo derecho a la corona (Hera había hecho que naciera Euristeo antes que Hércules, haciendo fuera él quién reinara Micenas). A pesar del odio que sentía por el rey aceptó los diez trabajos que le habían impuesto.

  Entre los trabajos (el segundo, más concretamente) estaba el de asesinar a la Hidra de Lerna, una criatura mitológica de terrible aspecto y peor carácter. Vivía en un pantano y tenía un aliento increíblemente venenoso, su cuerpo contaba con nada menos que nueve cabezas de serpiente, y para hacerla más monstruosa aún cuando se cortaba la cabeza que ocupaba la posición central está crecían dos nuevas doblando su tamaño.


  Cuando Hércules se enfrentó a este tremendo monstruo lo hizo con su sobrino Yolao, pues le habían advertido de la dificultad de la misión.

  Hera no pudo resistirse a observar la lucha, y para colaborar con el monstruo envió un gran Cangrejo para que distrajera la atención del joven Hércules, y que fuera destruido con mayor facilidad por la Hidra. El gran animal lo atacó con sus tenazas conviertiéndose en aliado de la diosa, sin embargo Hércules acabó con él. Hera había elegido enviar a un cangrejo y no a otro animal porque la característica del cangrejo es su resistencia, ya que posee una caparazón que lo protege,  y además tiene unas potentes tenazas que puede utilizar para defenderse. En general es poseedor de mucha energía lo que lo vuelve rápido y capaz de dar golpes certeros a sus enemigos.
  
  Yolao tuvo la idea (posiblemente inspirada por Atenea) de usar una tela ardiendo para quemar el muñón del cuello tras cada decapitación, para evitar así que las dos nuevas cabezas brotasen. Llevaron pues esta idea a cabo, Hércules cortó todas las cabezas y Yolao quemó los cuellos abiertos, matando así a la Hidra. Hércules tomó entonces su única cabeza inmortal y la enterró bajo una gran roca en el camino sagrado entre Lerna (una región de manantiales y lagos) y Eleunte (ciudad a orillas de Helesponto), mojando sus flechas en la sangre venenosa de la Hidra y completando así su segundo trabajo.

  Más tarde este trabajo no se contó como uno de los diez ya que había estado acompañado por Yolao, y esto hizo que tuviera que hacer un trabajo más.

  Curiosidad: El nombre romano de la diosa Hera es Juno, que representa el mes junio, este mes es uno de los meses en los que más se ve la constelación Cáncer. Este hecho simboliza la estrecha relación que existía entre la diosa Hera y la única constelación que había creado, Cáncer.


miércoles, 22 de junio de 2016

Blancanieves - Hermanos Grimm


LOS HERMANOS GRIMM

  Aviso: es la versión original, es posible que no sea apta para niños pequeños.

  Había una vez, en pleno invierno, una reina que se dedicaba a la costura sentada cerca de una ventana con marco de ébano negro. Los copos de nieve caían del cielo como plumones. Mirando nevar se pinchó un dedo con su aguja y tres gotas de sangre cayeron en la nieve. Como el efecto que hacía el rojo sobre la blanca nieve era tan bello, la reina se dijo.

-¡Ojalá tuviera una niña tan blanca como la nieve, tan roja como la sangre y tan negra como la madera de ébano!

  Poco después tuvo una niñita que era tan blanca como la nieve, con los labios tan rojos como la sangre y cuyos cabellos eran tan negros como el ébano.

  Por todo eso fue llamada Blancanieves. Y al nacer la niña, la reina murió.

  Un año más tarde el rey tomó otra esposa. Era una mujer bella pero orgullosa y arrogante, y no podía soportar que nadie la superara en belleza. Tenía un espejo maravilloso y cuando se ponía frente a él, mirándose le preguntaba:

-¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

  Entonces el espejo respondía:

-La Reina es la más hermosa de esta región.

  Ella quedaba satisfecha pues sabía que su espejo siempre decía la verdad.

  Pero Blancanieves crecía y embellecía cada vez más; cuando alcanzó los siete años era tan bella como la clara luz del día y aún más linda que la reina.

  Ocurrió que un día cuando le preguntó al espejo: "¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?" el espejo respondió:

-La Reina es la hermosa de este lugar, pero la linda Blancanieves lo es mucho más.

  Entonces la reina tuvo miedo y se puso amarilla y verde de envidia. A partir de ese momento, cuando veía a Blancanieves el corazón le daba un vuelco en el pecho, tal era el odio que sentía por la niña. Y su envidia y su orgullo crecían cada día más, como una mala hierba, de tal modo que no encontraba reposo, ni de día ni de noche.


  Entonces hizo llamar a un cazador y le dijo:

-Lleva esa niña al bosque; no quiero que aparezca más ante mis ojos. La matarás y me traerás sus pulmones y su hígado como prueba.

  El cazador obedeció y se la llevó, pero cuando quiso atravesar el corazón de Blancanieves, la niña se puso a llorar y exclamó:

-¡Mi buen cazador, no me mates!; correré hacia el bosque espeso y no volveré nunca más.

  Como era tan linda el cazador tuvo piedad y dijo:

-¡Corre, pues, mi pobre niña!

  Pensaba, sin embargo, que las fieras pronto la devorarían. No obstante, no tener que matarla fue para él como si le quitaran un peso del corazón. Un cerdito venía saltando; el cazador lo mató, extrajo sus pulmones y su hígado y los llevó a la reina como prueba de que había cumplido su misión. El cocine-ro los cocinó con sal y la mala mujer los comió creyendo comer los pulmones y el hígado de Blancanieves.

  Por su parte, la pobre niña se encontraba en medio del gran bosque, abandonada por todos y con tal miedo que todas las hojas de los árboles la asustaban. No tenía idea de cómo arreglárselas y entonces corrió y corrió sobre guijarros filosos y a través de las zarzas. Los animales salvajes se cruzaban con ella pero no le hacían ningún daño. Corrió hasta la caída de la tarde; entonces vio una casita a la que entró para descansar. En la cabañita todo era pequeño, pero tan lindo y limpio como se pueda imaginar. Había una mesita pequeña con un mantel blanco y sobre él siete platitos, cada uno con su pequeña cuchara, más siete cuchillos, siete tenedores y siete vasos, todos pequeños. A lo largo de la pared estaban dispuestas, una junto a la otra, siete camitas cubiertas con sábanas blancas como la nieve. Como tenía mucha hambre y mucha sed, Blancanieves comió trozos de legumbres y de pan de cada platito y bebió una gota de vino de cada vasito. Luego se sintió muy cansada y se quiso acostar en una de las camas. Pero ninguna era de su medida; una era demasiado larga, otra un poco corta, hasta que finalmente la séptima le vino bien. Se acostó, se encomendó a Dios y se durmió.

  Cuando cayó la noche volvieron los dueños de casa; eran siete enanos que excavaban y extraían metal en las montañas. Encendieron sus siete farolitos y vieron que alguien había venido, pues las cosas no estaban en el orden en que las habían dejado. El primero dijo:

-¿Quién se sentó en mi sillita?

El segundo:

-¿Quién comió en mi platito?

El tercero:

-¿Quién comió de mi pan?

El cuarto:

-¿Quién comió de mis legumbres?

El quinto.

-¿Quién pinchó con mi tenedor?

El sexto:

-¿Quién cortó con mi cuchillo?

El séptimo:

-¿Quién bebió en mi vaso?

Luego el primero pasó su vista alrededor y vio una pequeña arruga en su cama y dijo:

-¿Quién anduvo en mi lecho?

Los otros acudieron y exclamaron:

-¡Alguien se ha acostado en el mío también!

  Mirando en el suyo, el séptimo descubrió a Blancanieves, acostada y dormida. Llamó a los otros, que se precipitaron con exclamaciones de asombro. Entonces fueron a buscar sus siete farolitos para alumbrar a Blancanieves.

-¡Oh, mi Dios -exclamaron- qué bella es esta niña!

  Y sintieron una alegría tan grande que no la despertaron y la dejaron proseguir su sueño. El séptimo enano se acostó una hora con cada uno de sus compañeros y así pasó la noche. Al amanecer, Blancanieves despertó y viendo a los siete enanos tuvo miedo. Pero ellos se mostraron amables y le preguntaron.

-¿Cómo te llamas?

-Me llamo Blancanieves -respondió ella.

-¿Como llegaste hasta nuestra casa?

  Entonces ella les contó que su madrastra había querido matarla pero el cazador había tenido piedad de ella permitiéndole correr durante todo el día hasta encontrar la casita. Los enanos le dijeron:

-Si quieres hacer la tarea de la casa, cocinar, hacer las camas, lavar, coser y tejer y si tienes todo en orden y bien limpio puedes quedarte con nosotros; no te faltará nada.

-Sí -respondió Blancanieves- aceptó de todo corazón. Y se quedó con ellos.


  Blancanieves tuvo la casa en orden. Por las mañanas los enanos partían hacia las montañas, donde buscaban los minerales y el oro, y regresaban por la noche. Para ese entonces la comida estaba lista.
Durante todo el día la niña permanecía sola; los buenos enanos la previnieron:

-¡Cuídate de tu madrastra; pronto sabrá que estás aquí! ¡No dejes entrar a nadie!

  La reina, una vez que comió los que creía que eran los pulmones y el hígado de Blancanieves, se creyó de nuevo la principal y la más bella de todas las mujeres. Se puso ante el espejo y dijo:

-¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

  Entonces el espejo respondió:

-La Reina es la más hermosa de este lugar. Pero, pasando los bosques, en la casa de los enanos, la linda Blancanieves lo es mucho más.

  La reina quedó aterrorizada pues sabía que el espejo no mentía nunca. Se dio cuenta de que el cazador la había engañado y de que Blancanieves vivía. Reflexionó y buscó un nuevo modo de deshacerse de ella pues hasta que no fuera la más bella de la región la envidia no le daría tregua ni reposo. Cuando finalmente urdió un plan se pintó la cara, se vistió como una vieja buhonera y quedó totalmente irreconocible.

  Así disfrazada atravesó las siete montañas y llegó a la casa de los siete enanos, golpeó a la puerta y gritó:

-¡Vendo buena mercadería! ¡Vendo! ¡Vendo!

  Blancanieves miró por la ventana y dijo:

-Buen día, buena mujer. ¿Qué vende usted?

-Una excelente mercadería -respondió-; cintas de todos colores.

  La vieja sacó una trenzada en seda multicolor, y Blancanieves pensó:

-Bien puedo dejar entrar a esta buena mujer.

  Corrió el cerrojo para permitirle el paso y poder comprar esa linda cinta.

-¡Niña -dijo la vieja- qué mal te has puesto esa cinta! Acércate que te la arreglo como se debe.

  Blancanieves, que no desconfiaba, se colocó delante de ella para que le arreglara el lazo. Pero rápi-damente la vieja lo oprimió tan fuerte que Blancanieves perdió el aliento y cayó como muerta.

-Y bien -dijo la vieja-, dejaste de ser la más bella. - Y se fue.


  Poco después, a la noche, los siete enanos regresaron a la casa y se asustaron mucho al ver a Blancanieves en el suelo, inmóvil. La levantaron y descubrieron el lazo que la oprimía. Lo cortaron y Blancanieves comenzó a respirar y a reanimarse poco a poco. Cuando los enanos supieron lo que había pasado dijeron:

-La vieja vendedora no era otra que la malvada reina. ¡Ten mucho cuidado y no dejes entrar a nadie cuando no estamos cerca!

  Cuando la reina volvió a su casa se puso frente al espejo y preguntó:

-¡Espejito, espejito, de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

  Entonces, como la vez anterior, respondió:

-La Reina es la más hermosa de este lugar; pero pasando los bosques, en la casa de los enanos, la linda Blancanieves lo es mucho más.

  Cuando oyó estas palabras toda la sangre le afluyó al corazón. El terror la invadió, pues era claro que Blancanieves había recobrado la vida.

-Pero ahora -dijo ella- voy a inventar algo que te hará perecer.

  Y con la ayuda de sortilegios, en los que era experta, fabricó un peine envenenado. Luego se disfrazó tomando el aspecto de otra vieja. Así vestida atravesó las siete montañas y llegó a la casa de los siete enanos. Golpeó a la puerta y gritó:

-¡Vendo buena mercadería! ¡Vendo! ¡Vendo!

Blancanieves miró desde adentro y dijo:

-Sigue tu camino; no puedo dejar entrar a nadie.

-Al menos podrás mirar. - dijo la vieja, sacando el peine envenenado y levantándolo en el aire.

  Tanto le gustó a la niña que se dejó seducir y abrió la puerta. Cuando se pusieron de acuerdo sobre la compra la vieja le dilo:

-Ahora te voy a peinar como corresponde.

  La pobre Blancanieves, que nunca pensaba mal, dejó hacer a la vieja pero apenas ésta le había puesto el peine en los cabellos el veneno hizo su efecto y la pequeña cayó sin conocimiento.

-¡Oh, prodigio de belleza -dijo la mala mujer- ahora sí que acabé contigo!

  Por suerte la noche llegó pronto trayendo a los enanos con ella. Cuando vieron a Blancanieves en el suelo, como muerta, sospecharon enseguida de la madrastra. Examinaron a la niña y encontraron el peine envenenado. Apenas lo retiraron, Blancanieves volvió en sí y les contó lo que había sucedido. Entonces le advirtieron una vez más que debería cuidarse y no abrir la puerta a nadie.
En cuanto llegó a su casa la reina se colocó frente al espejo y dijo:

-¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

  Y el espejito, respondió nuevamente:

-La Reina es la más hermosa de este lugar. Pero pasando los bosques, en la casa de los enanos, la linda Blancanieves lo es mucho más.

  La reina al oír hablar al espejo de ese modo, se estremeció y tembló de cólera.

-Es necesario que Blancanieves muera, -exclamó- aunque me cueste la vida a mí misma.

  Se dirigió entonces a una habitación escondida y solitaria a la que nadie podía entrar y fabricó una manzana envenenada. Exteriormente parecía buena, blanca y roja y tan bien hecha que tentaba a quien la veía; pero apenas se comía un trocito sobrevenía la muerte. Cuando la manzana estuvo pronta, se pintó la cara, se disfrazó de campesina y atravesó las siete montañas hasta llegar a la casa de los siete enanos.

Golpeó. Blancanieves sacó la cabeza por la ventana y dijo:

-No puedo dejar entrar a nadie; los enanos me lo han prohibido.

-No es nada -dijo la campesina- me voy a librar de mis manzanas. Toma, te voy a dar una.

-No -dijo Blancanieves- tampoco debo aceptar nada.

-¿Ternes que esté envenenada? -dijo la vieja-; mira, corto la manzana en dos partes; tú comerás la parte roja y yo la blanca.

  La manzana estaba tan ingeniosamente hecha que solamente la parte roja contenía veneno. La bella manzana tentaba a Blancanieves y cuando vio a la campesina comer no pudo resistir más, estiró la mano y tomó la mitad envenenada. Apenas tuvo un trozo en la boca, cayó muerta.


  Entonces la vieja la examinó con mirada horrible, rió muy fuerte y dijo.

-Blanca como la nieve, roja como la sangre, negra como el ébano. ¡Esta vez los enanos no podrán reanimarte!

  Vuelta a su casa interrogó al espejo:

-¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

  Y el espejo finalmente respondió:

-La Reina es la más hermosa de esta región.

  Entonces su corazón envidioso encontró reposo, si es que los corazones envidiosos pueden encontrar alguna vez reposo.

  A la noche, al volver a la casa, los enanitos encontraron a Blancanieves tendida en el suelo sin que un solo aliento escapara de su boca: estaba muerta. La levantaron, buscaron alguna cosa envenenada, aflojaron sus lazos, le peinaron los cabellos, la lava-ron con agua y con vino pelo todo esto no sirvió de nada: la querida niña estaba muerta y siguió estándolo.

  La pusieron en una parihuela. se sentaron junto a ella y durante tres días lloraron. Luego quisieron enterrarla pero ella estaba tan fresca como una persona viva y mantenía aún sus mejillas sonrosadas.

  Los enanos se dijeron:

-No podemos ponerla bajo la negra tierra.

  E hicieron un ataúd de vidrio para que se la pudiera ver desde todos los ángulos, la pusieron adentro e inscribieron su nombre en letras de oro proclamando que era hija de un rey. Luego expusieron el ataúd en la montaña. Uno de ellos permanecería siempre a su lado para cuidarla. Los animales también vinieron a llorarla: primero un mochuelo, luego un cuervo y más tarde una palomita.
Blancanieves permaneció mucho tiempo en el ataúd sin descomponerse; al contrario, parecía dormir, ya que siempre estaba blanca como la nieve, roja como la sangre y sus cabellos eran negros como el ébano.

  Ocurrió una vez que el hijo de un rey llegó, por azar, al bosque y fue a casa de los enanos a pasar la noche. En la montaña vio el ataúd con la hermosa Blancanieves en su interior y leyó lo que estaba es-crito en letras de oro. Entonces dijo a los enanos:

-Dénme ese ataúd; les daré lo que quieran a cambio.

-No lo daríamos por todo el oro del mundo -respondieron los enanos.

-En ese caso -replicó el príncipe- regálenmelo, pues no puedo vivir sin ver a Blancanieves. La hon-raré, la estimaré como a lo que más quiero en el mundo.

  Al oírlo hablar de este modo los enanos tuvieron piedad de él y le dieron el ataúd. El príncipe lo hizo llevar sobre las espaldas de sus servidores, pero sucedió que éstos tropezaron contra un arbusto y como consecuencia del sacudón el trozo de manzana envenenada que Blancanieves aún conservaba en su garganta fue despedido hacia afuera. Poco después abrió los ojos, levantó la tapa del ataúd y se irguió, resucitada.

-¡Oh, Dios!, ¿dónde estoy? -exclamó.

-Estás a mi lado -le dijo el príncipe lleno de alegría.

  Le contó lo que había pasado y le dijo:

-Te amo como a nadie en el mundo; ven conmigo al castillo de mi padre; serás mi mujer.

  Entonces Blancanieves comenzó a sentir cariño por él y se preparó la boda con gran pompa y magnificencia.

También fue invitada a la fiesta la madrastra criminal de Blancanieves. Después de vestirse con sus hermosos trajes fue ante el espejo y preguntó:

-¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región?

El espejo respondió:

-La Reina es la más hermosa de este lugar. Pero la joven Reina lo es mucho más.

Entonces la mala mujer lanzó un juramento y tuvo tanto, tanto miedo, que no supo qué hacer. Al principio no quería ir de ningún modo a la boda. Pero no encontró reposo hasta no ver a la joven reina.

Al entrar reconoció a Blancanieves y la angustia y el espanto que le produjo el descubrimiento la dejaron clavada al piso sin poder moverse.


Pero ya habían puesto zapatos de hierro sobre carbones encendidos y luego los colocaron delante de ella con tenazas. Se obligó a la bruja a entrar en esos zapatos incandescentes y a bailar hasta que le llegara la muerte.


FIN